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Tenía las manos bien sujetadas sobre la cabeza del heterocromático, sus piernas estaban rodeando su cintura y su cadera embestía el interior del bicolor.
Los suaves y mudos gemidos que soltaba apenas eran audibles y por mucho que quisiera escucharlos más, no podían arriesgarse a ser descubiertos por alguien.

Shoto no entendía como había terminado follando con Dabi en aquel cubículo de baño, mientras el estaba recargado contra la fría pared de metal que los separaba de los demás baños. El mayor solo podía mantenerlo callado con sus bocas juntas, haciendo mudos los gemidos para procurar no ser descubiertos.

Sus embestidas eran rápidas y profundas, entrando una y otra vez entre las nalgas del menor. Sus ojos con pequeñas lágrimas de placer le dejaban claro que lo disfrutaba, y que necesitaba más de aquel dulce placer.

D-daddy, ma-más~

Colocó una mano en la boca contraria, sin siquiera dejar de mover sus caderas, acercándose un poco al rostro del otro.

—Por está vez se más silencioso baby~

Ya tenían suficiente con el sonido de los aplausos sonar en todo el lugar, solo faltaba que descubrieran que eran ellos dos los que follaban en el lugar sin problemas.

¿Cómo es que terminaron follando en un baño?

Fácil. Curiosamente sus padres llevaron a Shoto a una cena de negocios, y entre los tantos empresarios estaba Dabi, quien solo pudo molestar al bicolor durante la mayor parte de la cena hasta que lo harto.

Molestar a su baby fue divertido al principio, darle celos con su secretaria fue gracioso hasta que el menor se levantó de la mesa y dijo que debía contestar una llamada, vió lo enfadado que estaba y no dudo en ir detrás de él, ni siquiera sospecharon que algo sucedía con esos dos.

Fue detrás del menor hasta tomarlo de la mano y jalarlo hacia a él, en ese momento de verdad agradeció mucho que nadie estaba cerca para verlos. Shoto lo mando al demonio como 5 veces, incluso estuvo apunto de renunciar al trato si no fuera porque Dabi se apresuró para hacerlo cambiar de opinión, fue algo que al principio no daba resultados hasta que el menor cedió y le mencionó que no lo volviera hacer.
Acepto sin rechistar, pues de verdad quería que Shoto estuviera con él y no quería que el menor se fuera de su lado solo por una estupidez suya. Al final ambos se dejaron llevar por un simple beso, que después paso a caricias y toques más íntimos hasta que ambos terminaron demasiado excitados.

Si no fuera porque sus padres esperaban a Shoto estaba seguro que se lo hubiera llevado de ahí en esos momentos, pero no tuvo esa suerte. Por lo que solo se llevó al menor a los baños del restaurante, comenzando a tener más intimidad hasta que unos simples toques no les bastó. Dabi cedió a sus instintos y terminó colocando a Shoto contra la pared, con las piernas alrededor de su cintura mientras embestía su interior una y otra vez.

Lo único que Shoto podía hacer era gemir bajito, y rogando porque nadie entrara a arruinarles el momento.

El sudor caía por sus frentes y sus alientos se mezclaban, el cuerpo de Shoto temblaba demasiado y sus ojos lagrimiaban por la excitación.

Dabi por primera vez se resistió a no marcar la preciosa piel del bicolor, sabía que levantarían sospechas así que tuvo que aguantarse las ganas de morder ese delicado cuello. Por fin el menor se corrió en sus torsos, y Dabi en el interior del monocromático, dando una mordida en el pecho del menor aprovechando que era el lugar que tenía a su disposición.

El bicolor curveo la espalda y ahogó un gemido, soltando un par de lagrimillas y apretando su agarre en los hombros del ojiturquesa.

—No quiero ser cruel niño—Bajo con cuidado al menor hasta que sus pies tocaron el suelo, viendo lo tembloroso que estaba—Pero debes caminar bien si no quieres que nos descubran—Shoto lo sabía y entendía, así que solo asintió con un leve temblor en su cuerpo.

The perfect daddy;   DabiTodoWhere stories live. Discover now