|MANCIÓN D'ALEO MANCUZO|
"Hay personas con las que estás, y hay personas con las que eres. Y ahí la diferencia de todo."
Rubio José.
2 de agosto, 2010.
Sicilia - Italia.
Mansión D'Aleo Mancuso.
—Es crucial adoptar una postura correcta —me instruye mi padre, adoptando una posición firme—. Asegúrate de que tus pies estén bien plantados en el suelo y tus rodillas, ligeramente dobladas.”
—Entendido, señor —respondo con un asentimiento, imitando su postura.
—Recuerda respirar adecuadamente, Valery. Inhala profundamente antes de cada golpe y exhala durante el movimiento.
—Entendido, señor —afirmo con convicción.
Ejecutamos cuatro golpes al vacío, y una sensación de poder me invade. Soy Valery, la superheroína indomable.
—La fuerza no lo es todo, hija. Es vital aprovechar el movimiento de la muñeca para potenciar el impacto —aconseja.
—Así —exclamo, lanzando un golpe formidable que me desequilibra y me hace caer de espaldas. —¡Ay! He caído en combate.
Mi padre se apresura a ayudarme a levantarme, su sonrisa es indulgente.
—Parece que primero debemos perfeccionar los movimientos circulares de la muñeca —sugiere.
Al ver a mi tío Sebastián acercarse, corro hacia él emocionada.
—¡Tío Sebas! —grito, rebosante de alegría. Él me levanta en el aire.
—Mi valiente niña de ojos brillantes.
—¿Sabes? Papá me está enseñando defensa personal para enfrentarme a los villanos.
—Ahora contamos con una feroz guerrera en la familia —comenta mientras me baja y abraza a mi padre con orgullo.
—¿Cómo te encuentras, hermano? ¿Va todo bien con el negocio? —inquiere mi padre con una mezcla de preocupación y curiosidad.
Observo la interacción entre mi padre y mi tío. Hay algo misterioso y peligroso en el trabajo de mi tío, algo que me hace sospechar que podría ser un espía. La sola idea me resulta emocionante y aventurera.
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Oscuro Anhelo
RandomMi corazón late al ritmo de la venganza, y sé que llegará el día en que enfrentaré a aquellos que despedazaron mi familia. En ese camino, me cruzaré con tres hombres cuyas almas también están marcadas por la tragedia. Ocultando nuestras cicatrices...