Capítulo 2

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[ ¿HERMANOS O ENEMIGOS? ]

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[ ¿HERMANOS O ENEMIGOS? ]

"...el olor de la muerte es un elixir potente para quien sabe que debe morir."

Giovanni Papini

19 de junio, 2011.


Sicilia, Italia.

Un cielo nublado y olor a dulces azucenas blancas que decoran un féretro lleno de recuerdos. A mis siete años experimente por primera vez lo que es perder a un ser amado, mi abuelo. Asimismo el vacío y las preguntas llegaron a mí, ¿por qué se ha ido? ¿Por qué no puede ser eterno? Personas que trabajaban para mi abuelo, amigos y conocidos, todos vinieron a despedirse. Observo a mi padre, él sí que es fuerte porque no lo he visto llorar en todo el funeral.

—Todo esto es tú culpa, tú mataste a nuestro padre, eres un maldito asesino Nicolás —la mirada furiosa de mi tía Eleonora me hace temblar, escondiéndome detrás de mi padre.

—No le grites a mi papá, él no tiene la culpa —sigo agarrada de la mano de mi padre, sintiendo su protección me dio el valor de hablar.

—Tú cállate mocosa estúpida —entierro la cabeza en la pierna de mi padre.

—Ya basta Eleonora, no vas a insultar a mi hija o te juro que... —tiemblo ante los gritos y mi padre me alza, mirando mis ojos hinchados por el llanto —. No vales la pena, hermana.

—No, termina la frase, me vas a matar como lo hiciste con nuestro padre, eso harás —mi tía esta histérica que llama la atención de los presentes.

—Ya cierra la maldita boca Eleonora, estás haciendo de este funeral un circo y asustas a los niños —llega mi tío Sebastián como un héroe a nuestro rescate.

—Estoy segura que ustedes le causaron el infarto. Se hacían los santos, pero todo era un plan para ganarse su confianza y quedarse con la herencia.

—Ni muerto nuestro padre, muestras un poco de vergüenza ante tus deseos de ambición.

—Piensa lo que quieras Sebastián, aún no ganan esto —mi tía Eleonora me mira sonriendo —. Cuida mucho a tus mocosos, hermano, ellos serán tu talón de Aquiles.

La veo marcharse con su esposo y mis primos. ¿Por qué nos odia tanto? Yo la quiero mucho y mi papá también. Siempre busca ayudarla y la protege aunque ella no quiera.

—Se vienen tiempos oscuros, Nicolás. Es mejor que te vayas para proteger a mis sobrinos.

—Jamás te dejare, olvida ese plan, encontraremos otra forma.

Mi padre nos subió al auto después que acabaron de enterrar a mi abuelo.

—¿Seguro que no vienes? Estoy preocupada por la actitud de Eleonora, no hay que tomar su amenaza a la ligera Nicolás —una niñera sostenía a mi hermanito de tres años y podía sentir lo tensa que estaba mi madre.

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