Capítulo 4

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[ EL CONTRATO ]

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[ EL CONTRATO ]

"No hay peor pecado, que provocar lágrimas en una cara que nos a regalado sus mejores sonrisas."

Bob Marley.

—Lárgate, te quiero fuera de mi casa —mis músculos se contraen sin dejar de apuntarle con el arma.

—Tanto tiempo sin vernos y nos recibes mal, caro cugino —querida prima. Recorro con la mirada a Guido, su cabello liso pelirrojo, cae sobre sus orejas, tiene la sonrisa malvada que tenía su padre y algunas arrugas en su rostro, marcando los seis años de diferencia entre nosotros.

Avanza dos pasos, quitando pocos centímetros de nuestra distancia y retrocedo.

—No te acerques o juro que disparo —estoy dejando que el pánico me domine y se nota en mi voz.

—Tranquila, fiera —sonríe de lado. Le divierte el terror que sale de mi cuerpo en forma de desesperación.

—Baja el arma niña, no te gustaría que algo malo le pase a tu madre y hermano ¿O sí? —habla Eleonora con determinación y tiro el arma al piso como me ordena. Esto no puede pasar dos veces, no permitiré que me quite a mi familia, no de nuevo.

—¿Dónde están? Quiero verlos —dos hombres traen a mi madre y hermano, con cinta en la boca y atados de las manos y piernas.

—Amo la vida, siempre me da lo que quiero.

Aprieto los puños ante su comentario arrogante.

—¿Qué quieres? Déjanos en paz, no te hicimos nada —mi respiración se agita. Odio el miedo que me causa su presencia.

—Igual que tu padre, haciéndose los santos. Resulta, querida, que tu abuelo te dejo el cincuenta por ciento del negocio familiar.

—¿Y eso que tiene que ver? Para todos en Sicilia estamos muertos.

—Te equivocas, uno de nuestros aliados se dio cuenta que la hija del difunto Nicolás D'Aleo estaba viva por un maldito video de internet —uno de sus hombres me enseña el video donde participo en un concurso de piano escolar. No tenía idea que lo iban a subir a todos los medios hasta después —. El viejo ya no quiere hacer negocios conmigo si no estas presente y lo hace solo para joderme.

—¿Cómo nos encontraste? Exijo una explicación.

—Es la mejor parte, cariño, tu amigo Thiago fue de gran ayuda.

—No, es mentira, él no te ayudaría, yo lo conozco.

—Es interesante ver el semblante de una persona al ofrecerle una generosa suma de dinero.

Oscuro Anhelo Where stories live. Discover now