Luisa Nogueira no sabía lo qué el futuro le tenía planeado.
El 13 de Octubre el vuelo 571 del avión de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera de los Andes. Sus supervivientes tendran que enfrentarse a una dura realidad, pero entre el...
Los primeros rayos del sol se cuelan por las ventanas de lo que quedaba del avión.
Fueron despertando de a poco, sobrevivieron la primera noche.
A pesar de la improvisada pared de valijas que habían hecho, la nieve se coló entre los huecos, cubriendo a los chicos con una delgada capa de nieve.
Los hermanos Nogueira junto con sus amigos estaban en una esquina del avión. Los tres varones despertaron, levantandose con lentitud, adoloridos por el choque y decepcionados, deseaban tanto que todo hubiera sido una pesadilla.
Un poco más alla de ellos el capitán, Marcelo, se levanta para mirar por la ventana con lentitud, adolorido igual.
Fuera del miedo y el dolor estaban agradecidos, seguían vivos.
Algunos salen del fuselaje, principalmente los que pueden andar o no estan inconscientes.
Afuera hay una pequeña reunion con algunos de los chicos.
-Sabemos donde estamos? - pregunta un castaño, Numa
Uno de los primos Strauch niega.
-Marcelo - habla uno de los doctores, Gustavo Zerbino - se murieron Pancho Abal y Martínez Lamas, también la señora que gritaba ayer.
-Gastón salió volando cuando se partió el avión.
-Tambien estaba mi primo Daniel y Guido y Alexis.
-Nando y Luisa también se mueren - informá Roberto - y la hermana esta muy mal. No tenemos lugar para atender a los heridos.
Marcelo analiza la información, estaban aislados sin recursos dependían uno del otro.
-Haremos espacio dentro del avión, saquemos asientos y cuerpos, así entramos mejor. Priorizaremos a los heridos y los acomodaremos de este lado del avión - ordenó señalando un costado del avión donde pegaba el sol - que es donde hay sol, le daremos al que lo necesite el máximo cuidado posible.
-Los muertos donde?
-Los acomodamos ahí, hasta que llegué el rescate.
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Los heridos estaban recargados en el avión, al igual que los inconscientes.
No podían hacer nada más que observar y rezar, quizas.
Arturo estaba sentado sobre una valija con Luisa acostada en su pecho, seguía insconsciente, al parecer había perdido mucha sangre y por eso estaba así.
Los amigos, Roy y Tintín estaban sentados a un lado, ambos con un cigarillo en mano.
-Cuánto estaremos acá? - preguntó Roy dandole una calada al cigarillo, buscando calentar sus pulmones.
-No sé Roy, podríamos estar acá días.
-Qué sea rapido, quien sabe cúanto aguante así - agregó Tintín señalando a su amiga inconsciente.
Marcelo se acercaba a los chicos con una vandeja con lo que parecía ser comida.
-Tomen, va a haber otra tanda, hay que hacerla durar.
El capitan les entrega un pedazo de comida, realmente no calmaría el hambre que tenían los chicos pero era lo que tenían al alcanze.
Los sonidos de un motor hacen eco en la montaña, dandoles un poco de esperanza a los supervivientes.
Un avión.
-Eh!
-Ayuda!
-Acá!
-Eh!
Gritaban los chicos con todas sus fuerzas, queriendo salir de aquel tormento de apenas 1 día.
Buscando llamar la atención del avión.
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La noche les cayó de regreso antes de que siguiera pudieran prepararse.
Los chicos creaban una pared con valijas y trapos para tapar el hoyo que había en el fuselaje.
Se abrazaron entre todos, tiritando del frío. Buscando pasar otra noche y despertar al día siguiente con la esperanza de que pronto los rescatarían.
A la mañana cuándo el sol se hacía notar uno de los inconcientes despertó.
-Nando, Nando - llama Roberto a su amigo.
El casí rubio agarra hielo y desesperado se lo lleva a la boca.
-No, no Nando, eso no.
El chico intenta hablar pero no se le entiende.
-No te escucho - Roberto le dice, acercando su oído a la boca del chico.
-Qué paso?
-Chocamos contra la montaña
-Mi hermana? Susy?
-Susy esta ahí, descansando con Luisa. - dice el castaño señalando el otro lado del avión, donde llacían las dos chicas.
Al escuchar eso Nando se tira y se arrastra hacía adelante para ir con su hermana. La abraza fuerte como si fuera su pertenencia más preciada y la apoya en el.
-Dondé esta mamá?- pregunta el chico a su hermana.
-Tu mamá murió Nando.
La tristeza lo atreviesa y quema por dentro.
-Hace cúanto tiempo estamos acá? - pregunta el chico con melancolía en su voz.
-Tres días.
-Nos han visto?
Nadie supo responder a la pregunta del chico, no lo sabían.
A un lado la pareja de casados, los Methol, miraban la escena. Liliana tenía una mirada de tristeza, extrañaba a sus hijos e inevitablemente sentía lastima por los hermanos, habían perdido a su madre.
Su instinto maternal la obligó a ver a la chica Nogueira con otros ojos, ella aún no despertaba, tan solo dormía.
Liliana se ofreció para cuidar de la chica mientras sus amigos y hermanos estaban afuera. Javier Methol apoyando a su esposa también cuidaba de la chica.
Ambos atentos a que la azabache despertara.
Liliana le tenía cariño a los hermanos Nogueira, sentía un poco de pena por ellos, el menor no podía caminar y la mayor estaba inconsiciente y herida.
No había quien cuidara de ellos.
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