Luisa Nogueira no sabía lo qué el futuro le tenía planeado.
El 13 de Octubre el vuelo 571 del avión de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló en la cordillera de los Andes. Sus supervivientes tendran que enfrentarse a una dura realidad, pero entre el...
Al sentir el avión moverse automaticamente dirigi mi vista a Daniel, tenía miedo y estaba preocupada.
En un instante la nieve entró sin poder hacer nada para evitarlo, me separa de Arturo y me sepulta.
Por unos instantes siento una presión en mi pecho y me cuesta respirar antes de que pueda asimilar las cosas. Intento tranquilizarme pero la nieve quemandome y aplastandome no me lo facilita.
El aire faltandome cada vez más me impulsa a quitar la nieve para abrirme paso a la superficie, la nieve entra por todos lados, no puedo abrir mis ojos por que la nieve me quema.
A causa de la adrenalina y del revoltijo de sensaciones no logro darme cuenta de como poco a poco remuevo la tela que cubría mi mano, dejando mi herida expuesta.
-Ayuda! Ayuda! - grito tratando de no tragar nieve, quiero salir.
Como puedo golpeo la nieve, mis piernas están atrapadas y no consigo moverlas, el cansancio se hace presente en mi cuerpo a falta de suficiente aire.
Continuo golpeando la nieve y rascando buscando conseguir aire, cuando creí que hasta este momento llegaría mi lucha unas manos sacan la nieve que cubría mi rostro.
-Luisa!
Daniel junto con ayuda de Fito desentierran mi cuerpo hasta mis codos después de eso el Strauch mayor se aleja para seguir ayudando.
Con ayuda de Daniel conseguí salir de la nieve, ahí es cuando me doy cuenta de lo que sucede a mi alrededor.
Como si fuera una película de terror una escena horrible se hace presente a mis ojos. Varios intentan quitar la nieve para desenterrar a los que siguen sepultados, son pocos los que estan afuera.
Me permito mirar a la nieve y ahí me percato de como se escuchan golpes similares a los que yo hacía segundos atrás. La nieve me recuerda donde estamos, hacía apenas unos minutos estabamos felices con un ambiente cálido.
La dura y fría montaña nos recordó en donde estabamos y cual era nuestra posición, nos lanzó un nuevo reto.
-Luisa! Me oís?!
-Si, Daniel - suspiró volviendo mi vista a el.
Antes de que pueda decir algo más, Daniel me besó tomandome del cuello. Inmediatamente le correspondí, fué un beso corto pero en el pude sentir la preocupación con la que cargaba mi rubio.
-No pisen ahí, esta Liliana abajo, por Dios!
El gritó de dolor de Javier Methol nos saca de nuestra burbuja, el se fué a ayudar a los demás y yo me moví para arrodillarme y poder ayudar a sacar a Liliana.
-Mi amor, te saco!
Ignorando el dolor que sentía en mi mano derecha continué escarbando en la nieve, ayudando a Javier, Tintín tambien estaba ahí ayudando.
-Acá, acá! - gritó viendo su cabello oscuro.
Poco a poco sale la cabeza de la mujer, Liliana esta azul y pálida no se mueve.
Con esfuerzos y ayuda de Numa sacamos el cuerpo inerte de Liliana.
-No! Liliana! - sollozó sintiendo en mi corazón un dolor que no sabría cómo explicar. Ella fué como una madre para mí acá en la montaña.
-Respirá! Respirá!
-Liliana...
-Respira, mi amor - susurraba Javier tratando de hacer que su esposa respirara -Mi amor.
De fondo escuchaba los gritos de los demás chicos, con lágrimas en los ojos levanto mi vista y veo la peor escena que jamás pude haber visto.
Coco estaba muerto y Carlitos lloraba sobre su cádaver.
-Respirá, mi amor. - sollozó Javier.
Un instinto se activo en mí e inmediatamente pensé en mi hermano.
-Arturo?! Arturo! - grito con la preocupación y el miedo al tope.
-Luisa!
Giró mi vista y ahí esta el, acostado sobre la nieve sin poder moverse. Sin esperar me muevo hacía el y al llegar lo abrazo sintiendo su corazón latiendo como loco y el mío igual.
Esto era una mierda, en la vida pensé que tendría que vivir algo así.
Me separo del abrazo para examinar a mi hermano.
-Te lastimaste? Te golpeaste?
-No, Lu...
-Te duele algo, decíme Arturo.
-Lu, calmá yo estoy bien. Qué pasó con tu vendaje?
Miro mi mano derecha donde se encuentra una horrible costra negra y piel rota con sangre. La costura improvisada que tuvo que hacer Gustavo para cerrar el agujero que tenía en mi palma estaba intacta pero alrededor había sangre. Si se infecta mi herida estoy jodida.
-Nada, seguro se resbaló al salir de la nieve.
-Cubranse!
Al oir el grito de Fito abrazo a mi hermano poniendome como escudo frente a el, la nieve junto con el viento entra al fuselaje cubriendonos con una delgada capa de nieve y terminando de sepultar los restos del avión.
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