18

675 71 4
                                    

Luisa

Los chicos bajarían para el lado de Argentina.

Algunos rezaban para que los chicos regresaran sanos y salvos y que la montaña no se los llevará.

Yo me quedé con Daniel y Fito, ayudándoles a partir la carne en trocitos que nos aguantarán a todos.

Tenía ganas de tirar la toalla y dejarme consumir por la montaña pero sabía que si algo me pasaba los muchachos se deprimirían y no voy a permitir que sufran más.

Ya habían pasado unos 20 o 40 minutos y para entonces lo que parecía ser una tormenta se veía venir.

-Vamos dentro del fuselaje, ya van a bajar las temperaturas - hablé con el tono alto para que me escuchara la mayoría.

-Vamos.

-5 minutitos más.

-Carlos Miguel, entrás al avión o te metó a la fuerza, que no tenga una mano no significa que este sin fuerzas.

Mi amenaza mató la broma de Carlitos e inmediatamente entró al avión.

Algunos rieron por la expresión vencida del menor.

Ya todos dentro nos recostamos a conversar, yo estaba en la entrada fumando un cigarrilo.

Teníamos un espació abierto en la pared de valijas ya que todavía algunos entraban y salían.

Mientras los chicos reían una figura entró al avión y se desplomó a un lado mío.

Numa.

La preocupación nos invadió y algunos frenéticos lanzaron preguntas a Numa, quien se veía cansado y débil pero tenía un rostro lleno de sufrimiento. 

Apenas y se movía.

-Dondé están los demás?

-Numa, contestá. Decime algo, Numa.

-Calma, Numa, ya estás acá.

-Estás con nosotros - intentamos tranquilizarlo.

El simplemente se devaneció frente a nosotros, sin quitarnos la preocupación y dejandonos con la duda.

********************

Pasamos la noche y Numa seguía sin verse bien.

La mayor parte del día estuvo recostado con Pancho a su lado, cuidando de el y Gustavo atento al castaño en caso de que algo pasara.

Ya era tarde nuevamente, yo estaba afuera fumando un pucho, como ya me era costumbre, conversando son Roy.

-Tú mano, cómo esta?

-A veces me duele pero Gustavo dice que tengo suerte de que no se haya infectado en todo este tiempo.

-Eso es bueno, te imaginás cómo te verías manca?- preguntó con risa, burlandose.

-Sos un pelotudo, Roy- reí a la par.

-Luisa! 

Un grito nos sacó de nuestra risa, Carlitos venía corriendo.

-Luisa!

-Qué pasa, Carlitos?

-El Vasco, esta delirando, no sé.

-Calmá, ya voy.

Tiré el pucho y a paso apresurado entré al fuselaje, encontradome con una escena dolorosa.

Vasco estaba gritando y moviendose en la hamaca bruscamente, gritando por su papá, Daniel estaba con el intentando retenerlo para qué no cayera de la hamaca. 

Afraid - LSDLN Daniel StrauchWaar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu