CAPITULO 17

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— ¿Cómo está?

Miró por la ventana del avión hacia la oscuridad, con el teléfono pegado al oído mientras hacía la pregunta.

El cuidador suspiró antes de responder. —Los últimos días han sido bastante duros, señor. Su movilidad ha disminuido sustancialmente. Conseguir que descanse... Se aclaró la garganta. —Es más fácil cuando estás cerca.

—Lo sé. —Él lo hizo, y mantenerse alejado cuando ella lo necesitaba se sentía extraño. Esa acción iba en contra de todos sus instintos. —Mi negocio me mantendrá alejado en el futuro previsible, pero estoy a una llamada de distancia si algo cambia.

—Lo sé, señor. Podemos manejarlo.

—Gracias, Charlie. —Terminó la llamada y cerró el puño alrededor del teléfono.

Estar allí con ella, cuidarla, a veces se sentía como en casa. Y otras veces, se sentía muy parecido a una prisión. Un lugar del que no podía esperar a escapar.

Lo curioso era que quería un hogar de nuevo. Su vida nunca volvería a ser la misma que antes, ¿cómo podría serlo? Pero quería un hogar, de todos modos. ¿Cómo podría tener uno? Ella se iría pronto. La enfermedad acabaría ganando y dejaría a Gulf atrás.

Petra se fue.

Antonio se fue.

Lo único que siempre había tenido, ya no lo tenía. La familia. El hogar. Era una criatura de hábitos. Nunca se alejaba demasiado de lo que conocía y amaba.

Ahora mismo, estaba en el avión rumbo a Nueva York. Porque se sentía cómodo allí. Porque la casa de Brooklyn era lo más parecido a un establo que tenía. Era la casa donde había mantenido a Mew. Dormía en la cama en la que Mew durmió una vez.

Esos momentos.

No podía olvidarlo.

Cada palabra, cada respiración, cada toque, lo revivió.

El beso.

Se frotó el centro del pecho. Se suponía que iba a desvanecerse. Pero en todo caso, el deseo empeoraba. Había dejado de esperar que tuviera algún sentido.

El hecho era que se sentía atraído por Mew Konstantinou y eso no iba a desaparecer.

Su teléfono sonó y miró el dispositivo que tenía en la palma de la mano. —Levi, —respondió con una sonrisa.

—Mew tiene a Levi —le espetó Van al oído.

Gulf se incorporó tambaleándose. —¿Qué? —Él no acababa de oír...

—Ese hijo de puta desquiciado tiene a Levi —gritó Van. —Lo sacó de su oficina, simplemente lo sacó por la puerta con una pistola en la espalda.

—Dime lo que pasó. —Mew tenía a Levi. Quería morir, tenía que saber cómo reaccionaría Gulf. Tenía que saber...

Segundo round.

Su vientre se tensó. —¿Sabes a dónde lo llevó?

—Si supiera eso, no estaría hablando por teléfono contigo, —gruñó Van. —Él te quiere, y está usando a Levi para atraparte. Te das cuenta de eso, ¿verdad?

—Soy consciente. —Cerró los ojos con fuerza brevemente. —Tengo que hacer una llamada. Te devolveré la llamada.

—Date prisa, joder, —ladró Van. —No se me da bien quedarme de brazos cruzados. Y menos ahora.

—Quédate quieto. —Gulf colgó y llamó a Toro. El teléfono sonó dos veces.

—Hola.

La voz de Mew se instaló casualmente en las entrañas de Gulf, calentándolo instantáneamente. —¿Tienes el teléfono de Toro?

1-BELLAMENTE CRUEL- VERSATIL(SAGA STANIEL)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora