CAPITULO 28

179 36 10
                                    


No había querido decir esas palabras. No tenía la intención de pedir perdón. Un hombre como él no perdonaba. Pero el hombre que era, estaba cerca de algo demasiado precioso para perderlo.

Él sabía lo que se sentía ahora. Esa cosa que matarías por conservar. Cinco minutos. Había tenido esto durante cinco minutos y había decapitado a un hombre para protegerlo.

No había vivido ni respirado durante la mayor parte de dos décadas. No había construido una familia y un hogar. Lo que sentía ahora, se lo había robado a Gulf. Lo que sentía por Gulf ahora exigía que hiciera todo lo posible.

Reconocer lo que había hecho.

Deslizó sus manos hacia arriba, rodeando la cintura de Gulf. Arrastrándolo cerca. -Me la llevé, -susurró. -Me robe tu futuro.

Había un dolor en los ojos de Gulf. Le hizo preguntarse si su amante estaba siquiera con él, si estaba viendo a Mew como era ahora. O como había sido entonces. Porque, ¿cómo podría perdonarlo? ¿Cómo podría Mew perdonar a alguien que siquiera pensara en apartar a Gulf de su vida?

-Te perdono. - Gulf cerró los ojos y la sensación de estar encerrado hizo que Mew clavara sus dedos en la espalda de Gulf.

-¿Por qué? -Su voz se quebró, y eso hizo que los ojos de Gulf se abrieran de golpe. -¿Por qué me perdonas?

Su tacto se suavizó en el pelo de Mew. Sus ojos, donde se posaban en el rostro de Mew, también eran suaves. Más suaves que cualquier otra caricia que le hubiera dado a Mew antes de este momento.

-Porque te necesitaba, y para tenerte tuve que perdonarte.

Algo dentro de Mew se rompió y se puso de pie de un salto, haciendo que Gulf se tambaleara hacia atrás, dejando espacio entre ellos. No quería espacio, no lo necesitaba. Pero Mew lo tomó de todos modos, atravesando la habitación hacia la ventana, dándole la espalda a Gulf.

Ya no era tan valiente como antes. Todo se sentía tan delicado, precario, como estar de pie sobre un hielo que se adelgaza rápidamente. Se caería.

No hay duda de ello.

¿Sobreviviría a la caída?

-No me lo merezco. -La capa de hielo bajo sus pies se agrietó, pero de todos modos dio otro paso. Volvió la cabeza hacia un lado, pero seguía sin mirar a Gulf.

-Diablo.

Mew apretó los puños. -Nunca me han amado, -dijo con voz ronca. -Tengo cuarenta y dos años y nunca he tenido a nadie que sienta por mí lo que yo siento por ellos. Nunca he sido el ancla de alguien, nunca he tenido a alguien que sea eso para mí. - Entonces se giró, encontró a Gulf a un toque de distancia y casi lo alcanzó.

Por poco.

-Nunca me han dado una oportunidad, porque nadie me eligió. -Tembló, ese hielo se volvió cada vez más inestable bajo su peso. -No soy la persona a la que van para siempre. No irían a mí por siempre. Pero tú... Entonces tocó a Gulf.

En su garganta. Esa cicatriz. No es que necesitara recordatorios. Pero esa cicatriz le aseguraba que nunca olvidaría lo monstruoso que era.

-Alguien te eligió. Alguien te mantuvo atado. Alguien te lo prometió para siempre. -Su voz se convirtió en una mínima respiración. Pena. Arrepentimiento. Asco por sí mismo. Se sentó sobre sus hombros, inclinándolos mientras susurraba: -La convertí en una mentirosa.

Gulf negó con la cabeza, entrecerró los ojos, pero Mew seguía saliendo a esa cornisa helada.

-No sabía lo que significaba, -confesó. Dentro de su pecho, los latidos de su corazón retumbaron, haciendo eco. Seguramente Gulf lo escuchó.

1-BELLAMENTE CRUEL- VERSATIL(SAGA STANIEL)Onde histórias criam vida. Descubra agora