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Mientras Jungkook se arreglaba el cabello antes de ir a la universidad, en lo único que pensaba era en que Taehyung se le estaba yendo de las manos. No era un hecho que lo tenía anteriormente, pero era erróneo decir que no tenían nada, y que pasaran de estar juntos a estar peleados por razones incontrolables, era definitivamente demasiado tonto.

Él no se podía obligar a corresponderle porque era un hombre con preferencia hacia las mujeres, y aquello Taehyung no podía aceptarlo todavía. Si tan solo no lo hubiera provocado cuando estaba en su momento más sensible, aquello no hubiera pasado, por lo que toda la culpa del asunto caía sobre los hombros de Taehyung. Y aún sabiendo que todo empezó gracias a él, tanto lo bueno como lo malo, tenía la indecencia de enojarse y culparlo.

Decidió que no se humillaría más, le iba a dar todo el espacio que el mayor quería porque tampoco podía ahogarlo dadas las circunstancias, le demostraría que podía irse a la mierda y no tenderle la mano por ayuda, porque no era indispensable que se la metieran a diario y si a Taehyung le daba lo mismo alejarlo, entonces a él le daba muchísimo menos acatar su decisión.

No lo buscaría más, pero esperaba que Taehyung no fuera serio en eso de terminar definitivamente.

Jungkook intentó no pensar en eso ese día, pero estuvo a punto de irlo a buscar. No lo hizo porque su orgullo, mismo que había herido en múltiples ocasiones, estaba en juego y no lo iba a arriesgar. Tampoco lo buscó el siguiente día, la razón por la que estaba en su casa era porque era viernes y Namjoon acostumbraba a hacer fiesta siempre que sus papás estuvieran en Seúl, era obvio que Jungkook no se la iba a perder.

Su autocontrol empezó a flaquear cuando vio a Taehyung sentando en la cocina, al lado de un hombre que lo veía como un trozo de carne, que no se veía mal y parecía estar interesado en él. Y Jungkook no podía permitir que se lo quitaran aunque eso significase parecer un rogón.

Taehyung estaba sentado sobre uno de los taburetes de la isla, en medio de una fiesta que no le agradaba demasiado, sentado al lado Jung Hoseok, el señor malhumorado que había conocido hace dos días y que suponía no volver a ver, al menos no tan rápido.

Que estuviera allí ya era raro de por sí, porque en aquella fiesta solo habían universitarios estresados, besando y estrujándose entre sí, sin vergüenza ni limitaciones. Era probablemente el mayor allí y se notaba a leguas, tanto en su porte como en la aceptación nula de aquel tipo de comportamiento en aquella casa, y no lo dijo, pero se sentía incluso irrespetado.

— ¿Te vas a quedar mirándome toda la noche? — Hoseok le preguntó a Taehyung, mientras este pasaba su mirada del mayor a la poca gente en la cocina con ellos. Taehyung lo había llevado allí en un intento de ocultar la perversidad que había en cada rincón de la casa, pero resultaba imposible precisamente porque estaban en todas partes.

— ¿Qué hago? — inquirió, genuinamente confundido porque no lo esperaba aquella noche, por lo que la incomodidad era notoria —. No puedes pretender que te reciba con los brazos abiertos cuando llegaste sin avisar.

— Tú me dijiste que venga.

— Se lo sugerí a Jimin porque se supone que quería quedar conmigo, de saber que el número era tuyo, ni siquiera hubiera texteado — respondió sin cohibirse, sin pensar en si le afectaría aquel tono con el que le hablaba al otro.

— Tienes una actitud que no combina con tu cara, deja de ser tan directo — le dio una mirada reprobatoria, pero todavía se mantenía serio, viéndole jugar con un vaso que estaba sobre la isla. Le halagó mentalmente mientras lo repasaba sin disimulo, con tal descaro que en realidad no le avergonzaría ni un poquito, porque Taehyung se veía guapo con aquella camisa negra y aquello no estaba en discusión —. Si no me quieres aquí, me voy.

HARD TO GET ◆ [VKook]Where stories live. Discover now