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ENZO

Me desperté con un dolor de cabeza terrible, vaya a saber yo por qué.

Sentí un peso sobre mí pecho, y al ver me encontré con Luciana durmiendo plácidamente sobre el mismo.
Y ahí se me vienen todos los recuerdos de ayer. Es el verdadero “Que noche la de anoche”.
Tenerla a ella rogando por qué le dé otra vez era el paraíso para mi sin dudas.
Era algo que había soñado desde hace un montón, y ahora puedo decir que tuve los mejores cuatro polvos de mí vida, y todos fueron con Sofía.

— Enzo?— se removió Luciana.

— ‘toy acá, tranqui.— acaricie su espalda.— querés levantarte ahora? Son las doce.

Sin contestarme se sentó en la cama dejándome apreciar su hermosa cintura desde atrás.
Agarró a celular y bufo.

— Tengo veintidós mensajes de Lean preguntando si estás conmigo.— Yo reí y ella me miró raro.

— Se va a enterar en cualquier momento.— Puse mis brazos por detrás de mí cabeza.

— Me voy a bañar, vos te quedas?— Sonrió y asentí agarrando el control de la televisión.

Busco su ropa y entró en el baño, a los pocos segundos pude escuchar el sonido del agua caer.
Puse “Diablita” en la tele y me fui sacando la ropa para entrar a la ducha de sorpresa.
Entre al baño con cuidado dejándome a la vista a la rubia de espaldas, no desaproveche la oportunidad de repasar con mis ojos toda su silueta.
Me acerqué con cuidado y me metí a la ducha sin que ella se diera cuenta. Puse mis manos en su cintura asustándola.

— Qué haces acá?— Me miro desde abajo y yo sonreí acercándome más a su boca.

Tu y yo los dos chingando.— canturree en sus labios en un susurro.— Bebiendo y fumando.

Ella sonrió pasando sus manos por todo mí torso totalmente mojado.

— Sos más lindo mojado.— Yo levanté mis cejas y sonreí.

— Solo cuando estoy mojado?— Cuestioné.

— Cuando estás encima mío también.— me dio un fugaz pico, haciendo que me quedé con ganas de más.

Agarré su cuello con una mano haciendo que quede pegada a la fría pared.

— Si me vas a dar un beso dámelo bien. Forra.— Dije susurrando en sus labios, y sin esperar un segundo más bese su labios ferozmente. Sin dejar un segundo para respirar.

Mí mano se dirigió rápidamente a su culo, apretando con tal fuerza y ganándome un gemido ahogado de su parte.
Ejercí más fuerza en su cuello para que levantara más su cabeza.
Sus manos fueron bajando directamente a mí pija, sin timidez comenzó a masturbarme con rapidez, generando gemidos incontrolables de mí parte.

Pero lo que me mata, es cuando pone cara de bellaca

Sonó en la televisión mientras me miraba de abajo succionando mí longitud. Era una imagen digna de grabar, aunque de mí mente no se pudiera borrar ni perdiendo el conocimiento.
Moví mis caderas al compás de su cabeza, mientras chupaba y succionaba hasta el fondo.
El reflejo de tirar mí cabeza hacia atrás no se podía controlar, la estimulación que Lu estaba creando era totalmente increíble. No iba a dejar que parara, no hasta que yo acabé mil veces en su boca.
Agarre su pelo en una colita aumentando la velocidad, hasta este punto yo estaba que explotaba, pero no quería acabar ahora.

Saque mí pija de su boca y comenzé a masturbarme con rapidez.

— Abrí la boquita, hermosa.— Ordene, ella acato la reciente orden abriendo su boca y sacando la lengua.

DILES         | Enzo FernándezWhere stories live. Discover now