CAPITULO 9

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Antonio solo me guiaba a la salida, mientras ninguno rompía el silencio que se generaba cada vez que parábamos en algún lugar

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Antonio solo me guiaba a la salida, mientras ninguno rompía el silencio que se generaba cada vez que parábamos en algún lugar. Al llegar a la camioneta, me percato de los carros que la están escoltando. 

 Al entrar a la camioneta solo escucho a Antonio decirle a uno de los escoltas que mantengan una distancia razonable entre los carros, para no llamar tanto la atención. Después todo fue silencio, un silencio incómodo e inquietante. 

 Trato de obviar un poco la incomodidad viendo las calles, los paisajes y el atardecer que apenas está empezando a salir mostrando sus colores brillantes. A veces me pregunto cómo el cielo puede brillar de tal manera sin saberlo. A lo lejos de la carretera y un poco alejado de casi toda esa parte de la ciudad, empiezo a ver un edificio de un color grisáceo que se hacía más visible cada vez que la camioneta se acercaba. 

Al parar en la entrada, Antonio solo mira hacia donde estoy yo y me ve de arriba a abajo sin decir nada. Él sabe que estoy asustada, en verdad como no estarlo prácticamente me están llevando a la boca del lobo sin saber quién es.

 —El jefe acaba de llegar—le comunica el chofer a Antonio

 —Bien —es lo único, se limita a decir 

 —Llegamos — es lo último que escuchó de parte del chofer antes de que abrieran mi puerta, mientras tanto Antonio solo le daba indicaciones al chofer. 

 Bajo de la camioneta, bajo la atenta mirada de las personas que estaban ahí y algunos que estaban pasando por el lugar. Un llamado de atención de Antonio hacia ellos me hace volver a mirarlo. 

 —¿Qué les pasa?, déjenla pasar y vayan a hacer sus actividades— Antonio, al ver que todos seguían en la misma posición, solo les empieza gritar de una manera no muy amable. 

 <<Antonio molesto parece un chihuahua>> 

Me abstengo a reírme, ya que no es el momento ni el lugar, solo me dedico a observar la mini escena que están formando. 

 — Están sordos o que, lárguense ¡YA! — haciendo que todos les prestaran atención antes de retirarse como si de una bala se tratara porque no quedó ninguno por el lugar.

 — Dios mío, en verdad lo siento preciosa, ven vamos adentro — solo me dedica una mirada sincera antes de guiarme al edificio que está frente a nosotros. 

 Al entrar todo era muy diferente a como daba la fachada por fuera, dentro es como si estuviera en una sala de informática, en casi todos lados veía a personas moverse de un lado a otro buscando personas, contraseñas, lugares o ciudades y una que otra cosa. Hombres armados en cada entrada y algunos entraban a una sala que aparenta ser de entrenamiento.

—Ven por aquí— Antonio llama mi atención para dirigirnos al extremo de la sala para entrar en un ascensor y mientras aprieta el número cuatro solo se vuelve a formar ese sentimiento de incomodidad. 

 — Estás muy callada. —Solo evito una conversación incómoda. — Oh, vamos preciosa– se gira a mirarme para solo transmitir tranquilidad– vamos a compartir demasiado tiempo en este lugar, entonces necesito que te sientas cómoda o al menos un poco. 

 Es lo último que dice antes de escuchar las puertas abrirse en una sala que tiene al final unas puertas gigantes de madera con un diseño hermoso y con dos guardias en cada lado, Antonio solo toca la puerta y entra conmigo a su lado. 

 Me espero todo menos esto. 

 No puede ser él. 

 — Bienvenida a la Legión Vladimoff, chiquita... 

 <<Es él>>

 El demonio de mis pesadillas y el salvador de ellas.

 Damas y caballeros acabo de entrar a la boca de mi verdugo. 


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Holiii

En este punto de la historia, ¿qué puede salir mal?

Toda una historia y ella sin recordar "nada". 👀


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