CAPÍTULO 4

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Como lo había pensado, Naya me fulminó con la mirada, apenas me vio

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Como lo había pensado, Naya me fulminó con la mirada, apenas me vio. No le gustó mi resultado con el vestido, no por los daños, sino porque ella cree que una chica no puede perder su estilo. En algún momento de la tarde llegaron dos médiums que fueron enviados por Nyx para que me curaran la herida de la cabeza y ambos tenían una actitud algo rara. Ninguno me habló, ni me miraban.

Tal vez solo se ven obligados a tratarme porque el Rey dijo que cuidaría de nosotros desde aquel día que lo vi por primera y única vez. Una de las cosas que me agrada es que no ha pedido más mi presencia.

Los médiums quisieron curar todas mis heridas, las cuales ya se estaban sanando cuando llegaron. Pedí que no me arreglaran la cara porque quiero sentir algo de ese dolor. Tal vez así pueda hacerles creer que siento mucho dolor.

—Señorita, ¿cuál le parece mejor? —Naya, me muestra dos vestidos igual de elegantes y por su mirada sé que no debo pedir otra opción.

—Ese. —Señalo el vestido sin mangas con cuello alto.

—Perfecta elección. —Lo coloca en la cama—. Va usted aprendiendo qué vestidos debe usar.

—No usaba vestidos en donde vivía —susurro y Naya se acerca a mí para peinarme.

—El que no conozcas algo, no es razón para no aprender. Además, es una mujer muy hermosa y debe aprovecharlo.

—Mientras vivo.

Naya se detiene, sé que no debí decirlo así.

Se agacha para quedar frente a mí y sé que debo decir algo. Por cosas así es que me siento incómoda con los ascendidos, ellos saben qué saldrá de sus bocas, incluso los insultos, como los que dijo Morgan. Yo no pienso, no siento.

Naya agarra mis manos y suspira antes de comenzar a hablar.

—Crecemos diferentes a ustedes, no por lo que podemos hacer, sino por cómo somos criados. —Naya, limpia una lágrima que se me escapa—. Los humanos se han visto obligados a crear un ambiente en el que deben sobrevivir a toda costa, dejando atrás aquellos que los retrasen o no ayuden a avanzar. Ustedes fueron utilizados de una forma muy perversa y les quitaron algo tan básico como la empatía.

—Yo... —Quiero entenderla, quiero hablar como ella. Ser franca, pero no puedo.

—No importa cuánto tiempo te dé la Naturaleza aquí, debes disfrutarlo. Sé que él no haría nada para lastimar a aquellos que amaba, por lo que eso me hace saber que lo que hizo fue para protegerla a usted, a todos.

Elijah. Es tan difícil escuchar como hablan de él en pasado.

—Él debería estar aquí —digo con una voz temblorosa.

—Lo que quiero decir. —Naya cambia de rumbo, por eso me agrada—. Es que puedes tener mil personas a tu alrededor diciéndote qué hacer, cómo hacerlo, enseñando las cosas de la vida por las que vale la pena vivir y recordándote lo brillante que eres, pero nada va a funcionar si usted no cambia. Debes creer en ti, así como los demás lo hacemos.

Siempre fuiste tú. [2] [Terminada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora