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| primera persona.
rain mirren.

Gran Bretaña.

21:06

me despedí con la mano de lando, lo vi subir al mclaren, que no había llegado hace mucho realmente, y le di una sonrisa.

-dame un aventón.- le dijo erick.

-al piso será porque a mi auto no te vas a subir.- le respondió lando y quise reír.

erick lo miró mal pero terminó subiendo.

volví a despedirme y la puerta de un pequeño cobertizo poco alejado de la mansión se abrió, mi sonrisa se borró y agradecí que ellos ya estuvieran saliendo del lugar.

-señorita rain.- me saludó y bajé la cabeza.- hace mucho no tenía que venir a verla.

pasé saliva y subí las escaleras con rapidez, tenía que llamar a mi padre.

marqué el número de videollamada rápidamente y a los tres tonos contestó.

-tardaron mucho en irse.- dijo cuando contestó.

'sí, pero yo les dije que ya era hora.'

-bien... ¿ya viste tus visitas?- dijo sonriente.

'sí...' pasé saliva al oír sus pasos en el pasillo. 'no entiendo... ¿por qué?'

-porque no me obedeciste, y porque habiendo escuchado mi orden, te quedaste con lando cuando te pedí que te fueras.- mi respiración se volvió un poco agitada.- y bien sabes que no debes meter chicos a tu habitación.

'sí, es que él sólo estaba explorando.' lo justifiqué. 'no volverá a pasar.'

la puerta de mi habitación se abrió y comencé a respirar con la boca.

-no toleraré tu indisciplina en mi ausencia y menos en mi casa.- dijo bajo.- cara te dará tu merecido.

negué cuando la llamada se cortó, miré atrás al instante y mi mejilla se giró con fuerza.

'espera, no, no por favor.' le dije retrocediendo y ella sólo volvió a golpearme.

el ardor en mi piel se hizo presente, hormigueaba y punzaba, luego mi cabeza se giró al otro lado.

mordí mi labio y recordé lo mala idea que era cuando me golpeó con el puño, sentí la ligera capa de piel de mi labio romperse. el sabor metálico de mi sangre entró en mi boca y lo solté.

la miré y sus manos empujaron mi cuerpo al piso, una patada fue proporcionada a mi estómago y me hice bolita juntando mis rodillas.

dió otra más y levantó mi cuerpo jalando mi brazo con mucha fuerza, la miré.

-no pienses que porque no está tu padre puedes hacer lo que quieras, niñita.- dijo.- eres una escoria como tu madre.

dicho eso volvió a soltarme y caí al piso, fruncí el ceño de dolor y salió por la puerta cerrando desde afuera.

tomé aire y me arrinconé en la esquina de mi habitación al lado del guarda ropa, pegué mis rodillas a mi pecho y las abracé ocultando mi rostro en ellas.

me permití llorar entonces, quizá debí haberme quedado con lando en la sala, sollocé.

lando.

ignoré el sabor de mi sangre, descubrí que no era sólo de un lado, era de mis dos comisuras, en ambas encontraba el sabor metálico.

silence: háblame | lnWhere stories live. Discover now