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| primera persona.
lando norris.

Gran Bretaña.

suspiré nuevamente.

no había dejado que nadie tocara a rain y aunque eso pudiera resultar algo grosero y exagerado, no iba a cambiar de opinión. de igual manera, ella no daba señales de querer soltarme.

además ella estaba cómoda abrazada a mí mientras su respiración en mi cuello me dejaba saber que descansaba nuevamente. ella misma le había regresado la sudadera a oscar y yo le entregué la mía.

—tu nariz sangra.— me avisó carlos y eché mi cabeza hacia atrás.

mis dedos apretaron las fosas nasales de mi nariz y respiré por la boca mientras me extendían un trapo para limpiarme. tuve que soltar a rain para poder limpiarme bien y suspiré cuando dejé el trapo ahí.

—ese hombre casi te parte la nariz en serio —dijo pierre poco asombrado. —, es la segunda vez que te sangra.

—debiste ver cómo lo dejé.— respondí volviendo a rodear la cintura de mi novia.

porque qué bien se oía decir que era mi novia.

—¿no crees que te traerá problemas?— preguntó oscar. —golpeaste a un multimillonario.

alcé los hombros ante su pregunta.

—entonces que bien que soy billonario.— respondí.

todos miramos el cuerpo de rain cuando se movió sobre el mío acomodándose, la dejé sin interrumpirla y sólo suspiró cuando sus ojos se abrieron lentamente.

parpadeé mirándola pero sólo hizo bolita la costura de mi camisa al tiempo que miraba a todos y cada uno de los presentes.

nos encontramos en una camioneta urus, estábamos, por no decir escondidos, procesando lo que acaba de pasar.

ella se enderezó y no fue un buen momento para sentirme sensible ante la presión que hizo su cuerpo sobre mí. mis manos apretaron un poco su cintura y ella saludó con la mano a todos los presentes.

cuando me miró, me sonrió y se la devolví tratando de respirar con normalidad, luego frunció el ceño ligeramente y balbuceó un poco.

—¿charles?— preguntó en un susurro.

—acá estoy, nubecita.— le dijo asomándome desde el asiento del piloto.

ella giró su torso al mirarlo y palmeó su cabello tres veces con suavidad, volvió a girarse con una sonrisa un poco más grande.

achiqué los ojos intentando disimular que no me había puesto celoso ante ese gesto.

ellos se habían conectado mejor que la primera vez que nos vimos ella y yo.

rain miró mi rostro y sus dedos acariciaron sin intención mis labios, sus pequeñas uñas rasguñaron un poco y se las miró.

—¿por qué tienes... sangre?— preguntó.

no había más rastros de su sonrisa.

sus cejas estaban arqueadas hacia arriba en señal de preocupación y su mano hizo presión en mi pecho recargandose mientras con su otra mano movió mi rostro a su antojo como si lo revisara.

dio un respingo y tuve que apretar la mandíbula y aguantarme la queja cuando presionó mi mejilla, esa mejilla que él había golpeado.

—¿qué te pasó?— articuló sin pausas y negué.

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora