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| primera persona.
lando norris.

Gran Bretaña.

13:41


miré las frases que estaban escritas en el pizarrón. luego la miré a ella, miré la frase nuevamente.

—no, no entiendo.— ella me miró unos segundos y suspiró.

'un descanso.' escribió y asentí.

se sentó a mi lado y ambos nos quedamos en silencio.

—tengo hambre.— murmuré.

ella me miró y se puso de pie, la seguí y llegamos a la cocina. abrió la nevera y sacó un tupper con algo dentro.

me senté y ella lo metió al microondas, suspiré y me miró.

se acercó hasta estar frente a mí y juro haberme perdido en sus bonitos ojos.

su mano pellizcó mi mejilla con una sonrisa y reí, estiré mis manos a su cintura para abrazarla, pero su expresión cambió por completo a una de dolor y saltó hacia atrás.

fruncí el ceño y me levanté, ella puso una mano en mi pecho, estaba deteniéndome.

—¿qué pasa?— le pregunté ignorando su petición.— ¿te duele? ¿te lastimé?

ella negó y me hizo sentar, sacó la comida del microondas y con un largo suspiro se acercó dejándolo frente a mí.

me entregó un par de cubiertos y lo abrió, era lasaña. aún así no le hice caso y tome su mano, me miró de nuevo.

—¿qué sucede?— pregunté bajito.

'nada, no es nada.' logré entender.

jalé sus caderas y cerré mis piernas detrás de ella dejándola encerrada por mí, sus manos tomaron mis muñecas bajándolas a mis piernas y negó sin mirarme.

ladeé la cabeza, ahora me sentía preocupado.

—rain... ¿qué pasó?— ella volvió su mirada mis ojos.

levanté una mano apartando los mechones de cabello de su rostro y acaricé su mejilla, ella dió un respingo como si la hubiera golpeado. quité mi mano al instante pero no la solté ni la dejé alejarse.

miré mis dedos, un ligero polvo quedó en ellos y la miré de nuevo, mi mandíbula se apretó y me sentí tan furioso como confundido.

—levanta la camisa.— dije bajo y ella negó.— rain, no te lo estoy preguntando.

volvió a negar y entonces suspiré.

—no me hagas hacerlo yo.— ella no se movió.

mis manos subieron con delicadeza la tela de su camisa, lo hicieron con de abajo también y sólo sentí mis dientes rechinar.

la piel de su blanco y pequeño torso estaba lleno de moretones, no era color piel, era color morado. ella tomó mis manos bajando la tela y mordió su labio, me di cuenta entonces de las pequeñas manchas a los lados.

con mi dedo acaricié una y su cabeza recayó.

—¿quién te hizo esto?— pregunté limpiando con suavidad su mejilla.

ella negó y alzó los hombros.

—rain, dime.— me miró asustada y negó.— ¿fue tu padre?

'no, él no...' fruncí el ceño. 'es mi culpa, hice algo que no.'

me sorprendí, comenzaba a entenderla.

—no te estoy preguntando si era tu culpa o no, te pregunto quién lo hizo.— tomó mis mejillas y besó mis labios.

silence: háblame | lnDonde viven las historias. Descúbrelo ahora