¿Quién eres tú?

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Finalmente tengo un rostro y un nombre, te sacare de ahi lo prometo...

Mansion Wayne

Despues de que Conner se habia ido de la gran mesa de roble, los chicos se levantaron excusándose de que no se encontraban del todo bien, la realidad es que todo ese asunto habia puesto de un humor bastante irritado a Jonathan y Damian se dio cuenta desde que comenzó a combatir en contra de su hermano al cual el estaba seguro que amaba mas que a nadie, sin embargo la razon por la que el petirrojo queria salir casi corriendo del lugar era esa pequeña espada que tenia entre sus dedos y no habia perdido de vista.

-¿Estan escuchando?.-dijo Batman a los chicos los cuales parecían estar distantes y muy distraídos, sin decir mucho salieron en dirección de la habitación de Damian.

-Bruce esta bien, lo mejor será que descansen y cuiden a su herido, podremos hablar de esto otro día en la casa del misterio... fue bueno volver a verlos.-dijo Zatanna algo cansada mientras era ayudada a ponerse de pie por su esposo el cual ya habia abierto un portal de nuevo a su hogar, sin embargo su hijo insistió en quedarse unos momentos mas pues queria ir a hablar con los Supersons.

-Yo regresare despues a casa.-dijo el chico, siendo contestado por una negativa de su madre la cual no queria que causara molestias y eso era imposible de quedarse ahi, ya que conociendo a su hijo el cual era todo un caso decidio que lo mejor era que se retirara junto con ellos.

-Esta bien Zatanna, puede quedarse si lo desea.-dijo Bruce mientras se levantaba y se iba de nuevo a la cueva para vigilar los vitales de su hijo.-Solo no invoques nada dentro de la mansion.

Al termino de sus palabras tanto el murciélago como el hombre de acero se despidieron para irse a ver a sus hijos adolescentes los cuales estaban dentro de las paredes de la cueva del murciélago. Despues de meditarlo unos instantes al final la madre termino por ceder para que se quedara un poco mas, con la condición de que volvería a casa para dormir, haciendo que el chico sonriera y se despidiera de un beso en la mejilla a su madre para salir corriendo y subir las escaleras, pues aun tenia algo mas de que hablar con Damian y Jonathan. En la habitación del petirrojo estaban platicando los dos chicos de uno de los temas mas personales para ambos.

-¿Entonces estamos bien?.-pregunto algo nervioso Jonathan.

Damian se giro a el y luego volvió a mirar la espada, suspiro una vez mas y se levanto a su mesa de noche en donde reposaba la única foto de la habitación para dejar cerca de ella la pequeña espada de juguete hiperrealista.

-Supongo que estamos bien.-dijo sonriendo el petirrojo mientras se giraba y veía una sonrisa en la cara del chico de ojos azules.

-Las encontre.-espeto el preadolescente de acero.

A su comentario se le contesto con una cara de confusión y algo de desconcierto pues Damian no tenia idea de que era a lo que se refería y le estaba intrigando un poco pues la expresión de la cara de Jonathan al decir eso era un poco de verguenza y parecía estar algo ruborizado.

-Las flores... yo... las encontre en el edificio al que siempre vamos y en cuanto lei tu carta queria salir corriendo a buscarte pero luego mamá mando a Conner a buscarme y.-decía alterado Jonathan pero una vez mas su explicación fue cortada por el petirrojo quien lo beso nuevamente para dejar que hablara y se sintiera nervioso, sin embargo esa acción solo hizo que se pusiera mas nervioso y tropezara aun mas con sus palabras.

-¿Entonces cual es tu respuesta?.-pregunto sonriente el petirrojo.

La verguenza que sentía el preadolescente de acero no le dejaba responder o articular bien las palabras, queria gritar a los cuatro vientos un "Si" siendo esta la afirmación a la petición que se le hizo por escrito esa noche, pero al no poder decir algo decidio actuar, tomando un poco de la valentía que le debería de preceder siempre, el de ojos azules se impulso y nuevamente se unieron en otro beso ahora un poco mas lento pero siendo una clara respuesta.

El destino es cruel {Damijon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora