10

38 6 3
                                    


Yoongi avanzaba con cautela por las desiertas escaleras de emergencia del hospital, su linterna iluminaba el camino en la oscuridad de la noche. El sonido de sus propios pasos resonaba en el silencio.  Una puerta entreabierta llamó su atención mientras se acercaba al final de aquel pasillo. 

Con sumo cuidado la abrió, dándose paso al exterior. Un largo suspiro de alivio escapó de sus labios.

— Lo he logrado.. — murmuro con una sonrisa.

Cerró la puerta tras de sí con cuidado, tratando de no hacer ruido que pudiera atraer a los infectados. Una brisa helada le acarició el rostro, llevando consigo el inconfundible olor a muerte y desolación.

Mientras se adentraba en la oscuridad de la noche, la luna arrojaba una débil luz sobre el paisaje desolado que se extendía ante él. 

Después del inminente brote, el Gobierno desesperado intentó contener la situación mediante un ataque químico, pero solo logró avivar el caos. En lugar de detener la propagación del virus, este mutó, convirtiendo a las víctimas en criaturas aún más feroces y hambrientas. Los edificios cercanos estaban en ruinas, testigos mudos de la devastación que había dejado a su paso la infección zombie.

Min avanzó sutilmente por las calles, sorprendentemente estaban desiertas, algo que no le causaba confianza, ya que días atrás divisó por las ventanas de su oficina una gran horda de infectados. Su corazón latía fuerte en su pecho mientras se mantenía alerta de cualquier sonido o movimiento sospechoso.

Se caminó unas pocas cuadras cuando divisó una pequeña tienda de conveniencia, con pasos silenciosos, se acercó, deseando encontrar suministros.

Al entrar, todo parecía sospechosamente tranquilo hasta que se topó con otro sobreviviente cara a cara al entrar. 

Por inercia, alzó la arma que le había retirado días antes a un cadáver militar que halló en el hospital. 

— Tranquilo, no estoy infectado —respondió el desconocido con una sonrisa algo tensa.

— ¿Tranquilo? En estos tiempos, la calma es un lujo que no podemos permitirnos. ¿Cómo puedo estar seguro de que no estás infectado? —preguntó Yoongi, manteniendo su arma en alto.


—Si estuviera infectado no podria mantener una conversación contigo, ¿no te parece lógico? —respondió el desconocido con seguridad.

— En mi experiencia, no todos los infectados muestran signos de descomposición. Me he encontrado con uno que todavía podía hablar antes de que quisiera atacarme —dijo Yoongi, recordando encuentros pasados.

— ¿En serio? Eso suena aterrador —el desconocido parecía genuinamente sorprendido, lo que tranquilizó un poco a Yoongi. Si este hombre fuera uno de los infectados con los que se ahbía topado antes, probablemente no mostraría esa emoción.


— Levanta tus mangas —ordenó Yoongi con firmeza. El desconocido obedeció sin chistar, mostrando sus muñecas. Yoongi inspeccionó el color de las venas en busca de signos de infección. 

Al no encontrar ninguna señal de infección, Yoongi bajó lentamente su arma —Perdona por apuntarte con el arma, pero tenía que comprobar que no estuvieras infectado. 


Jimin negó con gracia —Créeme, me han apuntado con más armas de las que tú crees. No fuiste el primero —dijo— Soy Park Jimin 

— Min Yoongi. ¿Estás solo? —preguntó Yoongi, observando la situación a su alrededor en busca de posibles amenazas. Antes de que un estruendo interrumpiera su conversación. Park se precipitó en la dirección del ruido. 

Yoongi observó cómo Park ayudaba a un chico a ponerse de pie, y aunque tuvo la intención de acercarse a ayudar, su instinto le detuvo al notar la herida en el brazo del otro chico. Por instinto, apuntó el arma en dirección al chico —¡Espera un momento! —exclamó Jimin, intentando calmarlo.

—¡Quítate! —Jimin negó— No podemos arriesgarnos, ¿cómo sabemos que no está infectado? —replicó Yoongi, señalando la herida del brazo del otro chico.


—Tenemos que darle una oportunidad, Yoongi —dijo Jimin, intentando calmar la situación— Si no se ha transformado aún, podría ser nuestra mejor esperanza de encontrar una cura. 

Yoongi tragó seco al sentir la duda apoderarse de él. ¿Era posible encontrar una cura? ¿Era seguro que ese chico siguiera con vida? Muchas preguntas surgieron, pero no ninguna respuesta.

¿Qué tenía que hacer?

¿Qué tenía que hacer?

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
𝘕𝘦𝘷𝘦𝘳 𝘎𝘪𝘷𝘦 𝘜𝘱 | ʏᴏᴏɴᴍɪɴDonde viven las historias. Descúbrelo ahora