17. EL DIARIO

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Ariana

Respira, respira, respira.

-Tienes que tomar tus pastillas Ariana, harán de tu instancia acá más llevadera. -Dijo el enfermero mientras sacaba de un pequeño tarro dos pastillas, una azul y otra amarilla.

-¿Y si no quiero tomarlas?

-Me temo que tendré que metertelas yo mismo.

Hoy se cumplen exactamente dos meses desde que me fui de Portugal, más específicamente, desde que me dieron salida del hospital psiquiatrico de Lisboa en el que estuve por meses, aún me cuesta siquiera pronunciarlo. Mi estado de ánimo estaba bastante bajo, podía estar bien y de repente me entraban tantos recuerdos de los últimos meses antes de volver al pueblo que sentía que iba a enloquecer.

Las clases en la Royal Van seguían. A mí mente llegó el recuerdo de mi padre Owen dándome un último sermón antes de enviarme lejos de Vaneshvill durante todo un año.

"El mundo no se detiene solo porque estás mal, en especial en este mundo elitista. Tienes que levantarte, el dinero no espera, no le importa si estás deprimida."

Desde la fiesta del equinoccio no salí de casa en una semana. Era un remolino de emociónes. Estaba completamente sumergida en mis pensamientos cuando la puerta de mi habitación se abrió.

-Llevas tres días sin salir de la cama.- Hablo mi padre Owen.- Se que es un día duro para ti, pero ya llamaron de la escuela, tus calificaciones estan por el piso y tienes que asistir. De verdad se que es difícil.

-¿Lo sabes?.-Dije desde aún desde mi cama.- ¿No le ves parecido a la escuela con una institución mental? Ambas son una cárcel.

-Ariana, trato de entenderte, enserio lo hago.-Lo mire.

-¿Te haces una idea de lo que se siente estar sedada la mayor parte del día?, ¿Has probado alguna vez la comida o has usado los baños de un hospital mental?

-No, no lo sé.- Respondió, pero su respuesta me hizo enojar aún más.

-Exacto, no lo sabes, y eso es lo que más duele. Te llenas la boca diciendo se que es difícil este día pero no tienes una puta idea de lo que fue haber sido internada.

No respondió más respecto al tema.

-El chofer te espera abajo. Te pondrás el uniforme e irás a clases.- No dijo más y salió.

¿Me sorprendió que aún así me obligará a ir? La respuesta es no, nunca se ha caracterizado por interésarle los sentimientos de los demás, y al parecer su hija no es la excepción.

De mala gana me pare de la cama. Me bañé, me puse el uniforme y enseguida baje hasta la entrada de la mansión donde me esperaba el auto.

Llegué a la Royal Van no de muy buen ánimo, evitaba a todo el que me saludara. Caminaba mirando al piso cuando tropecé con algo, o con alguien.

-¿Te sientes bien?.- Me pregunto Marcus, torci inmediatamente los ojos, era con la última persona que quería lidiar.

-No te importa.- Seguí derecho, a lo que vino detrás mío.

-Deberiamos hablar de lo que pasó.

-¿Y que paso exactamente?.- Llegamos a mi casillero, saque mis llaves abriéndolo y sacando los libros que necesitaba.

-Paso que me besaste.- Me tomo por sorpresa, entonces me acerque.

-¿Estás seguro que eso fue lo que sucedió?.- Una risa salió de su parte.

-¿Que sucede Ariana?, en serio dímelo ¿Estás aburrida? ¿Quieres jugar con alguien para tu satisfacción?- Se acercó hasta mi oído.- Con gusto seré tu juguete, solo tienes que admitirlo.

Si las mentiras fueran personas Where stories live. Discover now