18. ¿QUE NOS PASÓ?

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Ariana

Amelia, es el nombre que resuena en mi cabeza día y noche. Aquel nombre que que ha sido dueño de mis pesadillas por los últimos meses. ¿Podré olvidarlo algún día? ¿Podré borrar su recuerdo de mi vida? ¿O seguiré soñando con lo que pasó una y otra vez?

Luego de la conversación que tuve con Miller ayer todo había empeorado, yo había empeorado. Me dejó quedarme con el diario, el cual es el que me tiene aterrorizada. No paraba de mirarlo, trataba de comprender como es posible que haya llegado hasta las manos de Miller. ¿Quién se lo envío? No me preocupaba tanto, lo que me angustiaba era la intención con que lo había hecho.

Miller insistió en qué teníamos que ir a Manchester, era fundamental averiguar si ella seguía en ese lugar.

Cómo me cuesta pronunciar su nombre.

No podía seguir faltando a clases, por lo que tuve que dejar mi miedo a un lado y salir de mi casa. Una vez ya lista, antes de salir volví a mirar el diario una última vez, lo abrí en una página cualquiera.

Día 42. Es día de visitas en el hospital, y me siento completamente sola. Ni papá Jackson, ni mi padre Owen han venido a visitarme. Algunas veces dicen que es por mi propio bien y otras ponen la excusa de que están ocupados con la empresa, pero yo sé la verdad, no son capaces de verme en este estado, uno en el cual ellos me pusieron.

Hablé con la doctora Janise, le pregunté si en los últimos días alguna persona había venido a buscarme o si quiera a preguntar cómo estoy. Entonces caí en cuenta de que a excepción de mis padres, nadie sabía donde estaba.

-Me siento tan sola.- Recuerdo decirle a la doctora.

-Aún cuando te he dicho tantas veces que te puedes ir, prefieres seguir aquí. ¿Por qué Ariana?- Era la pregunta que me hacía a menudo, siempre intento evitarla.

-Porque no tengo otra opción.

Cuando entre no creí que fuera tan malo, pero es mil veces peor que el orfanato. Solo me dan una hora al día para salir al aire libre. ¿Es el encierro lo que me está asfixiando? ¿O es la soledad la que me está matando?

Cerré el diario, no podía leer otro recuerdo más.

Llegué a la Royal Van, camine como de costumbre saludando a quien conociera, cosa que no hice el otro día. De lejos veo a Miller, estaba hablando con ese chico nuevo de barba, Carter creo que se llamaba. Lo raro era que en vez de hablar parecían discutiendo, así que me acerque a ellos.

-Hey, ¿está todo bien entre ustedes?-La mirada que me dió el otro chico fue como si me quisiera matar.

-No pasa nada, solo tenemos una para nada incómoda y para nada agresiva conversación entre tu novio y yo.- Dijo mientras arreglaba el saco de Miller. Este se safo de su agarre.

Se miraron fijamente durante unos segundos, lo cuál fue bastante incómodo, hasta que Carter decidió irse, dejandonos solos.

-¿Que fue eso?- Fue lo primero que me vino a la cabeza.- Es más, ¿Desde cuándo hablas con el?

-¿Nada de secretos?- Asentí.- Bien, nos dimos un beso en una fiesta, pero hasta ahí, ya después hablamos como compañeros.

-Deberia de sorprenderme.- No me molestaba el hecho de que haya besado a otra persona, también en ocasiones yo lo hice.- Habíamos quedado en que si alguno lo hacía se lo contaba al otro. ¿Esa es la confianza que me tienes?

-¿Otra vez me hablaras de confianza?

-Lo haré las veces que sean necesarias porque parece que cada vez me ocultas más cosas.- Lo estaba haciendo enojar, era muy conciente.

Si las mentiras fueran personas Where stories live. Discover now