11: Burley Griffin.

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Día 22.

—Aún no puedo creer que me hayas tumbado de la cama —Me dijo Karly mientras cerraba su mochila y se la colgaba —Duermes como un cerdo.

—Por octava vez, lo siento mucho — Le dije mientras caminábamos detrás de los demás—Y nunca he visto un cerdo durmiendo.

—Me refería a que... olvídalo, aterrice en mi trasero, aún me duele.

—Puedo darte un masaje para que ya no te duela —Le dije junto a una pícara sonrisa y ella me dio una igual, pero rodó los ojos.

—Ya quisieras —Dijo.

Cuando al fin, después de tanto caminar —en realidad sólo caminamos un kilómetro— llegamos al lago Burley Griffin. El lugar era muy bonito, había muchos árboles, él sol estaba justo encima de todo y se oía el canto de los pájaros.

—Bien chicos —Dijo el señor Hullbert, el tío de Karly —Éste, como ya saben, es el lago Burley Griffin, y lo que vamos a hacer aquí es, primero que nada, pasear en canoas, y después iremos a los toboganes de agua que acaban de instalar hace poco.

Todos elegimos una canoa, en cada una irían dos personas. Karly y yo subimos a una que era color chocolate con detalles en beige. Admito que me daba un poco de miedo que la canoa se volteara. Pero lo bueno era que no había cascadas, ni nada parecido. Era un lago plano.

Comencé a remar mientras Karly sacaba una pequeña vasija azul con arándanos.

—Al parecer te gustan mucho.

—¿Qué cosa? —Preguntó ella y asentí hacia la vasija.

—Los arándanos.

—Bueno, son muy saludables y con ese chile que tiene son deliciosos.

—¿Te gusta el chile? —Pregunté con una sonrisa ladeada y ella sólo me lanzó una mirada.

—Si te refieres al chile, que sale de las plantas, pues no, lo odio.

—Me refería a eso ¿qué creías tú? —Pregunté y ella sonrió — Pero eres mexicana, tiene que gustarte.

—Odio que piensen eso, no por ser mexicana debe gustarme el chile, al igual que el tomate, tampoco me gusta.

—¿El tomate es mexicano? —Pregunté y ella asintió —Vaya, no lo sabía.

Ella me dio un poco de sus arándanos y después me ayudó a remar. Un bote pasó a nuestro lado salpicándome agua, a Karly no le cayó.

—Rayos, me salpicaron en la cara —Dije mientras me limpiaba y sacudía mis manos, ella sólo estaba riéndose. En una de esas donde trate de tomar el remo y sacudir la mano al mismo tiempo, mi reloj se resbaló de mi muñeca y cayó al agua— ¡No!

Liam y mi hermana llegaron a nuestro lado remando y Gemma se rio al ver que estaban mirando hacia todos lados como loco.

—¿Buscabas esto? —Preguntó ella con mi reloj en su mano.

—¿Qué? ¿cómo lo conseguiste? ¿eres una bruja?

—Ja, que risa. Tú, estúpido, me lo lanzaste en la cabeza.

—¡Dámelo! —Le dije.

—Primero discúlpate —Me desafió.

—Discúlpame —Dije —Ahora dámelo.

—Yo creo que no —Canturreo.

—Gemma, te juro que...

Me levanté de salto al ver que ella sacaba el brazo de la canoa, con mi reloj en su mano, como si lo fuera a tirar.

Angelic Organics (h.s.)Όπου ζουν οι ιστορίες. Ανακάλυψε τώρα