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Estar en Argentina desde lo que sucedió se siente extraño, la prensa ni se aparece cosa que agradezco demasiado. Así que estos días van con "calma" si es que así le puedo decir porque en realidad es todo lo contrario.

Los días pasan rápido, la selección juega dos partidos, el primero contra Paraguay, lo ganamos 1 a 0, el segundo contra Perú termina 2 a 0. Y mientras ellos entrenan y juegan organizo una pequeña fiesta/ cena de compromiso con los chicos.

Por eso el estrés, en realidad la idea fue de Anto, así que en esta casi semana planeamos y arreglamos todo, aprovechando que todos los chicos y sus parejas están en el país, elegimos la quinta en Buenos Aires como lugar.

Claramente contratamos todo porque ninguna iba a tener tiempo suficiente para planear una fiesta en dos días. Me vienen a arreglar y maquillar, tratamos de que sea elegante pero sencillo.

Mientras espero que Paulo salga del baño, por el balcón veo el patio, para ser todo a último momento la verdad que quedó perfecto, en el centro hay luces qué van de un lado a otro, simulando el techo y caen por el costado.

Decidí que en vez de mesas separadas esta vez sean mesas largas, para compartir mejor. Nos basamos en luces, flores y detalles blancos y dorados.

‐¿Ya terminaron?– me sobresalto cuando siento su presencia detrás.

–Sí, quedo hermoso– me doy vuelta para mirarlo.

–¿Me ayudas?– me muestra la corbata.

–Que hot es verte en traje la puta madre– se ríe–. Si por mi fuera te vestirias así todo los días.

–Es incómodo– se queja–. No esperes que la corbata dure más de cinco minutos.

–Te conozco, así que se que en dos ya no la tenes– levanta los hombros.

–No te pusiste el vestido– se fija en mi bata.

–Necesito tu ayuda, sino el peinado va a quedar destrozado– hago una mueca.

Volvemos a la habitación, saco el vestido de su bolsa y me quito la bata quedando en ropa interior, Pau me ayuda a ponermelo.

–Me haces cosquillas– me da besos por el hombro y la espalda.

–Sos hermosa– dice dandome un pico cuando me doy vuelta.

Procedo a ponerme los zapatos y después de un rato bajamos, hay gente por todos lados terminando de preparar la comida y últimos detalles. Aprovechamos que nadie llegó todavía para sacarnos fotos.

Los primeros en llegar son nuestras familias, ver a mis sobrinos elegantes me hace querer abrazarlos y llenarlos de besos. Seguidos llegan los Di Madia y después poco a poco el lugar empieza a llenarse, recibimos a la mayoría, extrañaba este ambiente de familia.          

–Felicidades, chicos– nos felicita Mandi abrazando a ambos–. Es lindo celebrar este momento con ustedes.

–Gracias– responde Pau, sonriendo.

Cruzo algunas palabras con Emiliano y después pasamos al patio, los niños tienen su mesa aparte y su entretenimiento también.

La noche avanza y empiezan a ir y venir los platos, todo comida argentina y las copas de vino. Todos interaccionan con todos, nos sacamos fotos hasta que nos cansamos.

–Chicos, la última, nos gustaría una foto allá– señala uno de los sectores que justamente fue preparado para eso.

–Vamos– Pau entrelaza nuestras manos y me guía.

–Bien, acá está perfecto– dice el fotógrafo.

Posamos mirando a la cámara y después nos giramos un poco hacia el otro, pongo mi mano en su pecho, conecta su mirada con la mía y sonríe.

Forever | Paulo DybalaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora