Capítulo 48

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«Esto fue una venganza, ¿cierto?, ¿dónde está mi arrumaco matutino?, ¡esto es horrible!».

El mensaje de texto de Harry me hace sonreír como idiota.

Esta mañana, cuando me levanté para alistarme para el trabajo, estaba tan profundamente dormido, que no me atreví a despertarlo para decir adiós. No pretendía que esto pareciera una venganza, tomando en cuenta que llevo toda la semana durmiendo en la misma cama que él. Sin embargo, todo parece indicar que, a los ojos de Harry, lo fue.

«Si hubiese querido vengarme, te habría dejado la llave del apartamento junto con una nota que dijera que ahora es todo tuyo». Tecleo en respuesta, sin dejar de sonreír.

Minutos después de haber enviado el texto, recibo una contestación.

«¡JA, JA!, ¡qué graciosa eres!, ¿has pensado en ser comediante alguna vez?, si no fuese porque te amo, ya habría dejado de hablarte».

Mi corazón hace una voltereta extraña y mi sonrisa se ensancha. De pronto, la necesidad imperiosa que tengo de dejarlo todo botado para ir a casa y acurrucarme entre sus brazos, es insoportable.

—¡Maya! —la voz de Fred viene a mí y alzo la vista para mirarlo—. Acaba de llegar una pareja a una de tus mesas.

Maldigo en voz baja y me apresuro a teclear un rápido: «Te amo también, amor, pero debo irme. Hay bastante gente hoy. ¿Te escribo más tarde?».

Entonces, sin esperar respuesta alguna, me echo a andar a toda velocidad hacia el área de servicio.

Mi vista capta la silueta de Kim por el rabillo del ojo, en el instante en el que entro al comedor. Ha estado evitándome durante toda la semana, y no sé qué debo hacer ahora.

Quiero rendirme y dejar que sea ella quien se acerque cuando esté lista para hablar conmigo y, al mismo tiempo, quiero acercarme e intentarlo una vez más. No soporto estar así. No soporto que las cosas entre nosotras se encuentren así de densas...

Sacudo los pensamientos fuera de mi cabeza cuando me acerco a la mesa y entrego el menú a los comensales que hay en ella.

La pareja pregunta acerca de la cocción de uno de los cortes de la casa. Después de eso, me hacen saber que decidirán lo que comerán en unos minutos más. Yo me alejo después de asentir con suavidad y sonreír en su dirección.

Mis ojos recorren la estancia y noto cómo Kim se aleja de la mesa que atendía. Ahora se dirige hacia la cocina. Muerdo la parte interna de mi mejilla mientras trato de decidir qué hacer. No puedo irme de aquí hasta que haya tomado la orden de la mesa que atiendo, pero ella está desocupada ahora mismo. Sería el momento ideal para tratar de abordarla y...

La mano alzada, capta mi atención y me doy cuenta de que es a mí a quien llaman. La pareja, finalmente, ha decidido, así que tomo la orden rápidamente y me despido argumentando que en un par de minutos estará listo todo.

Me apresuro hacia la cocina y dejo la orden en la línea con ganchos que cuelga encima de una de las estufas industriales.

Wong, uno de los nuevos chefs, toma la orden y comienza a trabajar en ella. Mientras, me apresuro a llevar un par de bebidas a la mesa. Acerco, también, una canasta llena de pan de ajo y salsa con especias. Después, vuelvo a la cocina a revisar si el pedido está listo.

Wong dice algo, pero su acento hace que apenas pueda entender unas cuantas palabras. Llegó de China hace apenas unas semanas, así que su pronunciación del idioma no es la mejor del mundo. Charlar con él durante el trabajo ha sido un reto total. Es un hombre bastante amable, pero su dominio de la lengua hace casi imposible entablar una conversación coherente con él.

BESTIA ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora