Primer encuentro

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Se encontraba en aquel viejo, desbalanceado y corroído edificio de madera, de cuatro pisos, los cuales tenían espaciosos balcones (con decorados de plantas marchitas), en cada uno, en los pisos habían cuatro puertas. Era un edificio extraño, por lo cual el pelirrojo decidió revisar de nuevo la ubicación que le habían mandado. Saco de su pantalón color gris su celular, que era un cuadrito de no más de tres centímetros de plata, apretó un botón y le apareció una pantalla color azul celeste que mostraba un mapa, y efectivamente ese era el lugar en el que él debía de estar. Cerro la pantalla y metió el aparato en su bolsillo, suspiro y comenzó a caminar hasta aquel enorme raro edificio.

El suelo crujía con el peso de sus pies, lo que provocara que ser sigiloso no diera frutos. Abrió la puerta, que emitió un chirrido. La habitación estaba a oscuras así que torpemente palmeo la pared hasta encontrar el interruptor, las luces parpadearon antes de prenderse todos poco a poco, mostrando, lo que parecía un baño publico. Había un montón de cubículos color verde, el piso era de mosaicos azul rey y las paredes color aqua. Se le hacia extraño aquel lugar, pero solo estaba allí por el dinero.

Camino descuidamente por todo aquel lugar, revisando cada cubículo. Paso una hora y aun no revisaba ni la mitad de los baños. Suspiro cansado y se paso sus manos por sus rojizos cabellos. Estaba por salir de aquel lugar cuando escucho caer algo. Se quedo quieto, mirando de un lado a otro y con el oído bien en alto, entonces el sonido del movimiento de una perilla hizo que corriera —no muy lejos de donde estaba—, hasta una puerta color negra. Y allí estaba, la manija, se movía desesperadamente, con la intensión de que esta se diera; con el ceño fruncido tomo la picaporte y la giro. Algo pesado le golpeo el torso, cuando volteo a ver que era, unos enormes y fascinantes ojos azules lo miraron con un leve tono rojizo en las mejillas, el chico de cabellos azules al notar al pelirrojo le dio un fuerte rodillazo en la entrepierna antes de volverse invisible, Karma se encorvo tomando entre sus manos su miembro, luego recibió un fuerte golpe en su mejilla izquierda, cayendo así al suelo. Escucho las pisadas del chico alejandose. Con un enojo recorriendole el cuerpo se levanto y lanzo estalactitas de hielo, y vio que a unos diez metros, estas se rompían en el aire, sonrió de lado antes de correr hasta allá, haciendo que con cada pisada el suelo se volviera hielo. Levanto su mano y al aire logro tomar el cabello del chico, el cual soltó un quejido, haciendo así que se volviera visible.

—¡Suéltame! —chilló.

—¿Y dejar las cosas así como así? No —levanto su puño en alto y cuando estuvo listo para estamparlo al —hermoso— rostro del peliazul, este impacto con algo como de cristal, haciendo crujir los huesos de sus dedos, soltó un fuerte quejido (al igual que al muchacho), que con aquella oportunidad se volvió invisible volviendo alejarse.

Con la furia recorriendole cada pixel de su cuerpo salió corriendo detrás de aquel chico. Sabía que este muchacho se hacia invisible y también podía hacer, lo que parecía, campos de fuerza "Maldita Nakamura", pensó mientras se detenía en medio de la enorme habitación, entonces tuvo una idea, sonrió mostrando todos sus dientes; junto sus manos y comenzó a flotarlas rápidamente hasta que las separa repentinamente, haciendo así una ventisca. Giro 380 grados y pudo ver como, gracias a la ventisca se podía difuminar el cuerpo del menor, camino tranquilamente hasta donde estaba él y, tomándolo desprevenido le dio una patada en la espalda, lanzándolo directo hasta una pared, en donde choco y después cayo al suelo estrepitosamente. Karma se acerco hasta donde estaba —ahora ya visible—, el chico se levanto velozmente, pero tabaleándose, iba a volver a salir corriendo, pero el pelirrojo lo tomo de las manos colocándolas arriba del peliazul.

—Suéltame —gruño el ojiazul.

—¿Por qué debería?

El chico forcejeó, pero al ver que ya no tenía fuerza alguna, se quedo quieto.

DisgregarseWhere stories live. Discover now