DD

5.1K 561 97
                                    

El lector de corneas escaneo los ojos dorados del pelirrojo dándole acceso para entrar a su casa.

Era una caballa hecha de troncos de cedro, por dentro muebles de terciopelo color azul fuerte se encontraban acomodados en medio de la sala, muebles igual de madera, cuadros y fotografías adornaban las paredes y había aparatos eléctricos de buena marca.

—Esta linda tu casa —comento Nagisa mientras dejaba su sudadera en el perchero.

—Oh, me alegra saber que a la princesa le gusta —se burlo mientras se dirigía a las escaleras.

—¿Por qué me sigues molestando con eso? —hizo puchero mientras se dirigía hasta él.

—Es divertido —le sonrió de lado comenzando a bajar unas escaleras.

El peliazul inflo sus mofletes, siguiéndolo por detrás.

Bajaron las escaleras hasta llegar a una puerta de cristal reforzado.

—¿Quieres entrenar un poco? —acerco su brazo hasta un aparato que lo escaneo y lo dejo entrar.

Nagisa había levantado sus cejas, abierto los ojos y la bosa, sorprendido por lo que veía.

Era una sala de entrenamiento personal —y como todas—, era de paredes blancas, con una maquina que modificaba los niveles, el área, tiempo y cuantos disgregados se puede matar.

—Claro —se introdujo dentro.

Karma se quedo afuera haciendo los ajustes necesarios, cuando acabo entro y se coloco a un lado de su peliazul amigo.

—¿Listo?

Como respuesta solo recibió un asentimiento de cabeza.

...

—¡Eso fue tan divertido! —grito eufórico el orbes azules antes de dejarse caer en un sofá de terciopelo color amarillo.

—Lo fue pero no creo que sea para tanto —comento mientras bebía un liquido color morado y se sentaba al lado del peliazul.

—Lo siento —bajo la cabeza —. Pero solo entreno cada que se me indica y eso sería más o menos una vez cada tres meses.

—Estas bromeando, ¿verdad? —lo miro incrédulo el pelirrojo.

Nagisa negó con la cabeza.

—Es verdad —suspiro y miro todo a su alrededor —. Te envidio Karma-kun —el mencionado lo volteo a ver —. Bueno no solo a ti, sino a la mayoría de los disgregados —exhalo aire —. Se supone que morimos para tener una vida mejor, en cambio mi vida como humano y ahora como disgregado no es tan diferente —atrajo sus rodillas hasta su pecho y las abrazo.

El pelirrojo lo imito, pero el recostó su cabeza en su rodillas volteando a ver al menor.

—¿Recuerdas el pacto que nos hicieron hacer antes de parar aquí?

—Como olvidarlo —gruño.

—"Renuncio a la muerte —comenzó a recitar —, enemigo mortal de los humanos, para vivir para siempre. Un poder se me será otorgado y lo usare en las disgregaciones. No cuestionare o desobedeceré las normas que se me encomienden..." Todos estuvimos muy felices cuando llegamos, pero vaya sorpresa nos llevamos, ¿no? —lo volteo a ver —. Habíamos renunciado a la muerte, pero solo para esa ocasión, ya que era la última vez que seriamos humanos. Viviríamos para siempre, pero para eso tenemos que juntar los años requeridos en la disgregaciones y volvernos un congregar, mientras tanto estaremos al cuidado de uno, pero lo peor es que no podemos romper ninguna regla... —se formo una sonrisa de lado —, gran mentira —oculto su rostro sus piernas.

DisgregarseTempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang