prólogo.

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A muchos posiblemente no ha de importarle lo que dos niños de 12 y 15 años respectivamente estuvieran haciendo en las calles de su ciudad en la noche. Se habían escapado de una fiesta que los padres de los dos habían organizado en conjunto para Halloween.

Dipper, el menor, se sentía mal por dejar a su gemela en la fiesta, pero sabía que estaba con Greg, el hermano menor de Wirt, el chico con el que estaba caminando ahora.

Iban perdidos en su mundo, silenciosos, pero demasiado cómodos el uno con el otro. De un momento a otro una música de vals llenó el silencio de la noche.

—Me gusta este tipo de música. —Mencionó el más alto.

—Es... linda. Supongo. —Dijo el castaño sin saber muy bien cómo responder.

—Hey. —Dijo tomando la muñeca.— Bailemos.

Se sonrojó levemente.— No sé bailar, mejor vámonos, si nos apresuramos podríamos llegar pronto al bosque y podríamos armar el campamento antes de que oscurezca por completo.

—No, no, yo te enseño, bailemos. —Dio una sonrisa al otro intentando darle confianza. El solía ser bastante tímido, pero Dipper era su amigo, ¿no?

—No creo que sea buena idea.

Tomó al chico para atraerlo hacía él, tomó su mano y con su mano libre puso su mano en la cintura del pequeño.

—Pon tu mano en mi hombro. —Dipper hizo lo que Wirt le dijo.— Ahora, es fácil, solo has lo que yo.

Empezaron a bailar al compás de la canción, de pronto por alguna razón Dipper terminó a centímetros de la cara de Wirt, la música se había acabado. Sin pensarlo, Dipper juntó sus labios, lo hizo por puro instinto, y Wirt no puso resistencia tampoco. Luego de un rato de Wirt dominando el beso y de Dipper intentando seguirle, Wirt paró. Los dos sabían cuánto deseaban ese beso y aún así el mayor lo paró.

—No, esto está mal. Dipper, no podemos hacer esto.

—Creí que te gustaba, incluso seguiste el beso. —Reclamó.

—Eres un niño, Dipper, yo voy camino a ser un adulto, está mal.

—Sigues siendo un niño...

—Pero luego ya no lo seré.

—... Bien, supongo, haga lo que quiera, señor. —Dijo con dificultad, haciendo énfasis en la última palabra.— Yo creo que volveré a la fiesta. —Su voz estaba quebrada, nunca le había gustado tanto alguien como gustaba de Wirt, y sabía lo inmaduro que estaba actuando, pero no podía pararlo.


 Luego de esa noche, nadie volvió a ver a Wirt ni a Greg, habían desaparecido.

[Bluh, lo edité bcs se me pasaron de largo algunos detalles. Gruño, gruño, gruño. Por eso niños, nunca digan "bueno, dejemos eso en blanco, es problema de mi yo del futuro arreglarlo." PUES AHORA LA YO DEL FUTURO SE ENOJÓ.]

Fuera de lo desconocido. [Pinescone español]Where stories live. Discover now