CAPÍTULO 3

13.1K 741 604
                                    


Pero Mira Que Bella Es La Vida.



Llevo horas caminando sin saber a dónde voy, el frío de Novosibirsk atraviesa cada prenda de ropa que llevo, calando directamente en mis huesos. No recuerdo haber sentido jamás un frío de esta magnitud y por ese mismo motivo, la vestimenta que traje a este viaje no es la más adecuada para un país como Rusia. Consigue que este paseo reflexivo, me resulte realmente insoportable.

Han pasado casi veinticuatro horas desde que llegamos a esta ciudad, y en todo este tiempo, para no variar, no he podido escribir una sola página de mi libro. Aunque esta vez existe una diferencia; ya ni siquiera puedo sentarme frente a la computadora a observar la hoja en blanco hasta que llegue la idea extraordinaria. No, ahora además tengo que caminar y caminar, bajo este insoportable frio, porque me resulta agobiante quedarme en ese pequeño hotel sin hacer nada o simplemente sentarme en una cafetería a tomarme un café bien caliente, ese que tan bien me vendría ahora mismo. Me siento inquieta, nerviosa, mis pensamientos me aturden... ¿Y cuáles son esos pensamientos? Esa chica, Camila. Ni un solo minuto he podido dejar de pensar en ella, en su historia, su forma de ser, su fortaleza, su mirada... No sé qué me pasa ni porque estoy así. Reconozco que sé muy poco acerca de ella, pero... siento algo extraño al saber que no voy a volver a verla. Algo que ni siquiera a mi misma soy capaz de explicarme. Supongo que cuando cualquier ser humano conoce a alguien y a los pocos minutos se entera de que esa persona con la que habla, está a punto de morir... duele... ¿no? Como mínimo hay un pequeño sentimiento de tristeza... ¿Verdad? 

¡Ni siquiera sé a quién le estoy haciendo estas preguntas absurdas!

Lo cierto, es que sí me duele. Aunque no la conozca, aunque no sepa de su vida más de lo que me contó, aunque lo poco que conozco sobre ella es su nombre, su procedencia y que está enferma. A pesar de todo eso, hay algo que me produce tristeza. Una tristeza que muy similar a aquella que sólo una vez en mi vida llegué a sentir. Siempre he sido una chica independiente, viajando a todas partes, escribiendo mis historias y sumergiéndome en un mundo creado para mis personajes. Sé que soy algo extraña. Lo asumí desde una edad muy temprana, incluso he llegado a pensar que doy tanto amor a los personajes de mis relatos, que al final no sobra nada para las personas que están a mi alrededor. Siempre he tratado de no estar unida a nadie, sentimentalmente hablando, y no me refiero solo a una pareja, también a la amistad o a cualquier vínculo con otro ser humano que pueda afectarme. Desde los doce años, tengo la certeza de que todas las personas salen de tu vida exactamente igual que entran; sin previo aviso. Por lo mismo, hace ya mucho tiempo que tomé la decisión de que ese hecho no me dañaría otra vez. Precisamente eso, es lo que me convirtió en un "Lobo solitario", como ella dijo, o en un bicho raro, como algunos otros piensan. En fin, la cuestión de todas estás divagaciones es que por primera vez en mucho años, siento una tristeza que va más allá de mi control, algo que no tiene nada que ver con un mal día o un bloqueo en mi trabajo, algo que no voy a solucionar con pasear, ver el sol o auto-convencerme de que la vida es bella.

¡No!

La verdad es que en este momento, lo menos que me parece, es que la vida sea bella. Hay una chica, seguramente menor de 23 años,  con la sonrisa más hermosa que jamás he visto, a la que probablemente le queden tan sólo unas semanas de vida. ¿Quién puede pensar que eso es bello? ¿Por qué una persona con tantas ganas de vivir tiene que marcharse tan pronto? Cuándo aún debería quedarle mucho tiempo por delante. ¡Dios! Me parece tan injusto el mundo en este momento. Quisiera saber por qué me afecta tanto, por qué llevo las últimas veinticuatro horas pensando en ella y por qué esta maldita opresión de mi pecho no desaparece.

Llenaré Tus Días De Vida (V. Camren)Where stories live. Discover now