Capítulo 6

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Lo Que Me Sigue Es Escapar.



Abrir los ojos y ver su rostro profundamente dormido, crea en mí una sensación de calma y bienestar instantánea. Aun me cuesta creer que esto sea verdad, que una mujer tan increíblemente bonita se haya podido fijar en alguien como yo. Y no me estoy menospreciando, tampoco es que mi éxito en relaciones haya sido nulo, al contrario. Pero lo que sí es cierto, es que ninguna de las personas que ha pasado por mi vida, tiene punto de comparación con Camila. No sé donde estuvo metida todos estos años o por qué no llegó antes...  Pero ahora mismo, en este preciso momento, al observarla dormir con esa sonrisa dibujada en sus labios, siento que es ella. Que es exactamente la persona que siempre había esperado, la única capaz de hacerme sentir esto que estoy sintiendo.

Y lo más increíble del asunto es que... me quiere... y yo también la quiero.

Puede que aún no me atreva a decirlo en voz alta, sé que en el momento en que eso pase, en el momento en que mis labios pronuncien lo que siento, no habrá marcha atrás, no tendré escapatoria. Y eso me asusta. Pero la pregunta es... ¿Sigo teniendo escapatoria? ¿Podría irme antes de que fuera demasiado tarde?

No. Creo que el ritmo que en este momento lleva mi corazón, por el simple hecho de observarla, el temblor que invade mi cuerpo cuando me toca, o la paz que me produce su sonrisa, son una clara señal de que... ya es demasiado tarde. Caíste en la trampa, Lauren. Estás completamente loca por esta chica de ojos color chocolate y tu único deseo ahora mismo, es poder disfrutar de esta imagen todos los días del resto de tu vida. Aunque seas consciente de que es algo completamente imposible.

─Si pudiera dar mi vida a cambio de la tuya... lo haría, ¿sabes? 

Acaricio unos mechones de cabello que caen por su rostro y me doy cuenta de que, sí... por muy extremista que parezca, lo haría... Lo haría sin siquiera pensarlo.

Después de seguir observándola unos segundos y confirmar que está sumida en un profundo sueño del que no quiero despertarla, decido levantarme de aquella cama e ir en busca de un buen desayuno... o almuerzo, dada la hora que es. Hace aproximadamente una hora que sentí el tren detenerse, cosa que a mí consiguió despertarme, mientras que a ella no la hizo ni parpadear. Esa era la señal de que ya estábamos en Vladivostok, última parada en la ruta del transiberiano. Eso indica que, por mucho que me guste verla dormir, tendré que despertarla en breve, antes de que alguien aparezca para echarnos del tren.

¿Qué mejor forma de despertar a alguien que una bandeja llena de un delicioso desayuno, para reponer fuerzas y afrontar el día?

En la cafetería del tren, compro todo lo necesario y me dirijo nuevamente a la habitación, encontrándola exactamente igual a como la dejé. No puedo evitar sonreír tontamente al verla. En estos momentos agradezco que nadie pueda verme, porque seguramente causaría risa en más de uno. Pero... ¿Qué más me da?

Me siento al borde de la cama y al ver que tampoco se inmuta con el movimiento, comienzo a acariciar su rostro con una rosa que robé de unos jarrones que vi al pasar por el restaurante más elegante del tren.  Lo sé... últimamente se me da muy bien esto de la cleptomanía. Juro que en cuanto pisemos tierra firme, iré a tratármelo antes de que se agrave.

Por fin, las cosquillas que le produzco con la rosa parecen surtir efecto y comienza a moverse ligeramente. Tardó apenas unos segundos en abrir los ojos definitivamente encontrándose con esa sonrisa tonta de mis labios, que por alguna razón aún no ha desaparecido.

Llenaré Tus Días De Vida (V. Camren)Where stories live. Discover now