Capítulo 5 (P. 2)

8.7K 604 321
                                    


Cuando nos quisimos dar cuenta, el sol había desaparecido dando lugar a una hermosa y redonda luna, que nos recordaba el significado de esa condición llamada tiempo. Esa que para nosotras no tenía mucho sentido ya.

Decidimos cenar en un restaurante de la zona, antes de volver al transiberiano para pasar allí nuestra última noche.

Encontramos un restaurante, aparentemente elegante. Incluso demasiado, para la vestimenta que en esa ocasión llevábamos. Algo que por supuesto a estas alturas, no era un impedimento para nosotras.

Hice un pequeño gesto al acomodador, indicándole que necesitábamos mesa para dos y apenas tardó unos minutos, en llevarnos al lugar perfecto para que nos acomodáramos. Una pequeña mesa situada en el piso superior, al lado de una ventana, por la cual se veía la misma plaza donde habíamos pasado la tarde. Todo esto acompañado por una chimenea encendida, que además de regalar el toque necesario para el romanticismo, nos aislaba del terrible frío que había cubierto la noche.

─Si lo hubiéramos planeado, seguro que no damos con un sitio tan romántico ─dijo mirando a nuestro alrededor.

─Es bonito... ─asentí de acuerdo.

El mesero llegó con una botella de vino, sirviendo una pequeña cantidad para que lo probáramos. Con un cruce de miradas y una sonrisa, ambas coincidimos en que la bebida estaba deliciosa. Así que, le dimos permiso para que terminara de llenar el fondo de nuestras copas.  Acto seguido se marchó, no sin antes entregarnos el menú para decidir tranquilamente qué querríamos cenar. 

Decidí entonces, que antes de sumergirnos en esa cantidad de letras sin sentido para nosotras y terminar eligiendo una comida al azar, era la ocasión perfecta para volver a degustar el delicioso vino tinto que nos acababan de servir.  Así que, alcé mi copa esperando que Camila imitara el gesto.

─Por nosotras... ─brindé, observando un brillo especial en sus ojos –porque la vida nos siga llenando de momentos inesperados.

Su sonrisa de aprobación fue suficiente para que golpeáramos suavemente una copa contra la otra y a continuación, bebiéramos un sorbo de ese exquisito vino. 

Nuestras miradas se detuvieron fijamente la una sobre la otra. Permanecimos varios segundos observándonos sin decir nada, sin acordarnos del menú que esperaba ser abierto, ni de cualquier otra cosa que pudiera haber alrededor. ¿Quién sabe lo que podría estar pasando por la cabeza de dos chicas que se miran de esa forma? Por la suya, no tengo la más mínima idea. Por la mía, que jamás había visto a una mujer más bonita que ella. 

─Tienes los ojos más bonitos que he visto jamás ─me dijo de pronto.  

Sonreí ligeramente, bajando la mirada algo intimidada por su forma de mirarme.  

─Gracias.

─No. De verdad ─insistió captando de nuevo mi atención ─Cuando te conocí, pensé que tenías unos ojos preciosos. Que nunca había visto una mirada tan verde, intensa y bonita. Pero me equivocaba. 

─¿Cómo que te equivocabas? 

─La mirada de aquel día, no tiene ni punto de comparación con la de hoy. La intensidad, el brillo, es...

─El brillo que provoca estar mirándote a ti, Camila. 

Noté cierta sorpresa en su expresión al decir aquello. La misma sorpresa que había sentido yo, al escuchar esas palabras salir de mi propia boca. Es más, al tener la completa certeza de que nunca había dicho algo tan real en toda mi vida. 

Llenaré Tus Días De Vida (V. Camren)Where stories live. Discover now