Capítulo 2: Los caballeros de la mesa redonda

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Una pequeña reverencia como saludo y despedida, no muy pronunciada pero que tampoco se limite a un asentimiento de cabeza, no señalar con el dedo índice a nadie, para nada, no sonarse los mocos (ya me he limpiado bien la nariz con agua salada por dentro), solo en casos MUY extremos, no alzar la voz (con eso debo ir con mucho cuidado, mi tono es bastante chillón), decir muchas veces perdón (o gomennasai), incluso si son ellos los que te han pisado.

Hoy es un día muy importante, de los más importantes de mi vida, voy a conocer al mandamás del equipo honda, el gran jefe, junto a sus socios (o lo que sean), todos ellos son japoneses, y resulta que la cultura japonesa es un tanto peculiar y diferente a la mía, así que no puedo fastidiarla por dejar que piensen que soy una descarada o una mal educada.

-¡No es tan difícil Anat! Solo los sujetas así y ya, puedes coger lo que quieras, incluso un vaso.

Usa los palillos como si él fuese un cangrejo y estos sus pinzas, pero a mí se me siguen resistiendo, básicamente porque los veo inútiles pudiendo usar un tenedor.

-Nada, solo crucemos los dedos para que no me inviten a comer, a no ser que sea sake, ahí bebo lo que haga falta.

-No te pases o los acabarás tratando de tú, aunque eso es algo que ya haces con Marc Márquez-me da un golpe en las costillas-. Cuando te cojan me tienes que colar hasta los camerinos de Valentino, oh, me encanta, con ese acento italiano y sus ojos azules.

-Ni siquiera son camerinos Eros, y no te voy a colar a ningún lado, Valentino es la competencia.

Sí, este es Eros, mi amado hermano mellizo, con el que comparto los ojos mar caribe, el cabello dorado pero no los rizos que a él le caen por la frente, ni tampoco las piernas largas. En definitiva, que a excepción de la altura y la forma del pelo somos algo parecido a un calco. Como puede observarse mi madre es una gran fan de la mitología y los nombres de dioses. Eros es el dios griego del amor, la atracción y el sexo, la ente suele conocer su versión romana, cupido. No puede estar más orgulloso de su nombre, además Eros se supone que era un dios súper atractivo y él se cree el heredero de tal belleza.

-Eres una mala hermana, yo te llevé a conocer a Jon Kortajarena, y ve lo que hiciste, el ridículo, pero aun así lo he seguido haciendo.

-Lleva siendo mi crush desde los trece, estaba claro que la única reacción posible era quedarse paralizada, ambos sabíamos que sucedería.

-Debes buscarte otro crush entre modelos, y no me digas Francisco Lachowski.

-Vale cupido, apunta mejor la flecha la próxima vez.

-Quizás la apunte con Marc Márquez.

-Déjalo ya, no me gusta.

-Siempre has dicho que te encantaba.

-Siempre he dicho que me encantaba SU ACTITUD CON LA VIDA, no él.

-Soy de los que cree que el roce hace el cariño, unas cuantas vueltas más en moto, unos cuantos apretones más a sus abdominales y tendré que ir a rescatarte porque te has vuelto idiota delante de él.

-Da suerte a que te tengo muy rozado a ti.

Me bajo del taburete para abandonar la cocina, tengo que acabar de prepararme, otra cosa que odian los japoneses (y yo me incluyo en ello) es la impuntualidad.

-ME AMAS Y LO SABES.

Lo del kimono lo descarte desde el primer pensamiento, tampoco uno de los que están ahora tan de moda, no vaya a ser que se sientan ofendidos por la "imitación" (que no les acabo de ver el parecido, pero bueno...). Eros (experto en moda) dice que debería ponerme una americana, tengo una de color mostaza preciosa que él mismo me regaló, pero sinceramente no me veo con americana, estoy excesivamente formal, así que opto por una blusa de manga larga con encaje en los puños. ¡Y el pelo rizado! Eso me hace ver mucho más mayor (Marc Márquez no se me quedaría mirando como a una simple colegiala), lástima que él no vaya a verme con mis rizos.

Serendipity (Marc márquez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora