Capítulo 5 Donde esté mi pasión

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Hoy me despierto con mucho entusiasmo, no necesito ni el despertador, mi ojos se abren como dos perlas cuatro minutos antes de la hora. Es día de clasificación, mi primera, y espero que la de muchas. No necesito que nadie me obligue a desayunar, yo misma me lleno el plato de comida, a pesar de no soler ser de desayunos abundantes, sin embargo hoy me entraría hasta una Torre Eiffel hecha de profiteroles. El ambiente no es tan de broma como ayer, empieza a palparse la concentración, imagino que mañana será aun mayor. Me encargo de revisar que la moto está en perfecto estado, aun si lo hicimos ayer. Como no hay predicción de lluvia (han mirado la página de el tiempo, aunque no hacía falta, ya podía asegurárselo solo viendo el Sol abrasador que reina en el cielo sin ninguna nube para taparlo). En más de una ocasión se me han desviado los ojos hacia Marc, que iba paseándose por ahí con el mono subido solo hasta la mitad, o sea con los abdominales al aire (abdominales que yo he tocado).

-¿Me deseas serte?

Ahí está, preparado del todo, con el casco puesto me recuerda a la hormiga atómica.

-Mucha suerte-le pongo las manos en los hombros-. Pero no la vas a necesitar, tienes la mejor moto. Tú solo procura no caerte.

-Lo intentaré, aunque no prometo nada.

-Marc, ya es hora de salir.

Yo todavía estoy con mis manos encima de sus hombros, él hace lo mismo con las suyas.

-Mucha suerte para ti también en tu primer día.

Se gira para subirse a la moto, y yo le miro el culo, porque el mono se ciñe completamente a él. Quizás algún día se lo toque por accidente, como quien no quiere la cosa.

Nos sentamos todo el equipo, incluido el padre de Marc, alrededor de la tele. Ésta sigue solo a Marc, o sea que no es la que pasan por la cadena televisiva. Me imaginaba a su padre, quien me ha dado permiso para llamarlo Julià, como alguien que estaría chillando a la pantalla o mordiéndose las uñas. Todo iba perfecto, Marc estaba rodando con vueltas muy rápidas, hasta podía jurar que iba a conseguir la pole, todo iba perfecto hasta que sale volando por los aires y luego empieza a dar vueltas por el suelo. Ahí es cuando Julià empieza a morderse las uñas, se frota la cara con las manos, entre quiero mirar y no quiero ver nada. Venga Marc, levántate, muévete, lo que sea, pero haz algún signo de vida. Los paramédicos llegan corriendo a su lado y él por fin se pone en pie, con ayuda pero sin que tengan que cargarlo.

-Gracias, gracias-no sé a quién se las estará dando, si al aire, a un dios o a su hijo, o al mono y casco que lo protegen.

Vemos como salta, luego señala algo en la espalda, probablemente le duela, pero él está vivo y consciente que es lo importante. Juliá se levanta del sofá y sale del bóxer.

-¿No viene aquí?

-Cuando lo revisen, entonces decidirán si lo llevan al hospital o puede volver aquí, aunque tengo la impresión de que no será necesario.

Yo asiento, espero que no sea nada grave. Pero de mientras yo tengo una moto que arreglar, y aunque pueda sonar frío no puedo estar más feliz por ello. La pobre ha quedado bastante destrozada.

-Manos a la obra Anat, que Marc nos ha dado trabajo por hacer.

*****

-Hey, ¿qué haces aquí?

Me giro en busca de la procedencia de esa voz, apoyado en la baranda igual que yo está Marc Márquez. No tenía ni idea de que nuestras habitaciones están puerta con puerta.

-No podía dormir.

-Después de la lata que diste ayer ¿ahora no puedes dormir?.

-Pero ayer fue ayer y hoy es hoy.

Serendipity (Marc márquez)Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt