Capítulo 9 (parte 1). Somos soñadores.

267 23 5
                                    

Durante toda la semana me han tenido metida en una oficina/taller (literalmente, la habitación está dividida en dos, hasta el suelo es diferente, una parte es pasa uso mecánico la otra podría usarla el más alto ejecutivo para recibir al rey), creando, creando y creando. A veces no logro distinguir si mis manos están manchadas de grasa o de lápiz (vale, eso es claramente una exageración). A veces tengo compañía, a veces no, luego comparo ideas con otros dos hombres, los ingenieros principales, dos personas con un talento increíble que me están ayudando muchísimo a aprender. Soy joven y recién graduada, aún me queda un largo camino por recorrer, no acabo de entender por qué me tienen tanta confianza y no me ponen con alguien permanentemente para que me enseñe.

-¿Y si ponemos eso ahí?

Estoy sentada en el suelo con las manos metidas dentro de la moto, llegándole al alma, con uno de los ingenieros detrás de mí. A veces me siento un tipo de médico, como si realmente fuese un ser vivo lo que toco.

-Imposible, no cabe, debería ser más pequeño.

-Dudo que lo consigamos.

-Quizás si probamos moviendo los frenos hacía...-

-Preferiría dejar los frenos como ultimísimo recurso, o no tocarlos en absoluto.

Si lo que tienes planeado no funciona busca un plan B mientras continuas trabajando en el original.

-Sería genial que pudiésemos hacer la moto más ligera.

-¿Cómo propones hacer algo así?

-Ese sería nuestro reto.

-El otro reto, porque ya estamos peleándonos con uno.

-Tendríamos las mejores motos, más rápidas y ligeras, hasta casi volarían.

-Deja de soñar Anat, de momento a trabajar en esto.

No digo nada en respuesta, tiene razón, aunque a la vez si no sueñas no hay metas, no hay nada. Marc no se convirtió en campeón simplemente limitándose a soñar con llevar una moto. No mejoras una moto pensando que vas a hacerlo, tienes que obsesionarte con ello, pensar a todas horas, imaginar en tu cabeza una y otra vez los planos, dónde va a ir cada pieza. Así que voy a soñar, solo que con las manos negras.

No sé cuántas horas han pasado ya desde que he empezado hoy la jornada, bien podría ser una, como diez, pero a juzgar por el vacío que siento en el estómago me decanto más por las diez. Aún entra luz por la ventana así que no se ha hecho de noche, eso es una buena señal. Significa que no he perdido tanto el hilo de la cordura como para que el Sol se duerma sin que yo me entere.

-Toc, toc, ¿se puede?

No necesito girarme para ver quién es, últimamente no he podido para de pensar en esa voz. Esa maldita voz que se me cuela en la cabeza como el ruido de un motor.

-Marc, ¿Qué tal? ¡Felicidades por esa tercera posición!

Ayer hubo carreras, yo no fui. A veces me parece un castigo, a veces un premio.

-Gracias.

-Mmmmm, no suenas muy convencido.

-Perdí dos posiciones por un error en la penúltima vuelta, el podio así no se saborea bien.

No le replico, no le digo que quedar tercero no está tan mal, porque cuando estabas por quedar primero sí lo está, y de todos modos nada de lo que yo diga va a hacer que sus sensaciones cambien.

-¿Qué haces aquí?

-ME han dicho que aquí estabas. Aunque eso lo debería preguntar yo, por qué estás confitada en un taller y no en un padock. Necesitaba a mi mecánica favorita.

-Lo que necesitas es que tu mecánica te construya la mejor moto del circuito, cambiarte las ruedas te lo puede hacer cualquiera.

Obvio la parte de favorita, y espero no haberme puesto roja, o tener mucha grasa en las mejillas. No me gusta esto, y a la vez me gusta mucho.

Coquetea, por favor.

Pero no me coquetees más.

-Me han dicho que llevabas todo el día sin moverte, así que he pensado que tendrías hambre.

Levanta una bolsa de plástico. En cuanto la veo mi estómago ruge.

-Veo que he hecho bien-ríe.

Lo amo, podría besarlo ahora mismo.

-Creo que acabas de convertirte en mi persona favorita en el mundo.

-Tendré que apuntármelo: comprar más comida a Anat. No podía dejar que murieses de hambre, sigo necesitando tus habilidades.

Cojo una de las toallitas quita grasas para limpiarme las manos. No sé si llevan KH7 o qué, pero son mucho más efectivas que el jabón.

-¿Qué es?

-Pasta.

Empieza a apilar las cosas de mi mesa de trabajo en una esquina. Tengo que apretar los puños para no pararlo, odio que toquen y muevan mis cosas.

-Como solo hay un tipo de pasta en toda la cocina mundial...

-Tenemos, raviolis de calabaza con salsa de setas y espaguetis a la boloñesa. ¿Qué prefieres?

-Los raviolis.

No me siento lo suficiente sin vergüenza como para comer espaguetis delante de él, demasiado riesgo de guarrear. Me pasa la caja y los cubiertos.

-Mmmmm, no sé si es por el hambre, pero están como para prostituirte por ellos.

-¿Cuántas horas llevas sin comer?

-No lo sé, ¿qué hora es?

-Las cinco de la tarde.

-Pues unas horas, minuto arriba minuto abajo.

-No diré que estás loca porque sé de qué va la pasión, pero no deberías olvidarte de comer.

-Aquí dentro uno se olvida de todo, Marc.

Lo miro profundamente, hasta de que está prohibido enamorarse.

-Otra cosa que apuntar a la lista de Anat, una persona devota y dedicada a su sueño.

-Pero eso ya lo sabías...

-Sí, pero cada vez me doy cuenta del gran parecido entre nosotros. Nos mueven los sueños, nos comen, nos alimentamos de ellos y nos exprimen todo. Y cuando nos vamos a dormir no podemos ser más felices por ello.

Alarga su mano y aprieta la mía, está cálido. Lo estoy poniendo en riesgo todo.

-¿En qué estás trabajando ahora?



Aquí va una nueva parte. Cómo ya dije, van de poco en poco, pero mi intención no es abandonar. Sé y soy consciente de que es muy cortita pero espero pronto subir la otra parte.

Muuuuchas gracias por leer :D

Serendipity (Marc márquez)Where stories live. Discover now