~Capítulo 3 (re-subido)

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~Capítulo 3

-Mi cabeza. – fueron las primeras palabras de Marian al día siguiente.

Ni siquiera ella entendía el porqué del dolor de su cabeza. ¡Si no había bebido! Podría ser que por todo el alboroto que se había formado. Se destapo de las sabanas aun con los ojos cerrados y fue entonces cuando lo entendió todo.

-Así que me vienes a visitar, amiga. - gruño viendo que parte del colchón y bragas estaban manchadas de sangre. En efecto, le había venido el periodo o como diría ella 'su preciada amiga de cada mes', aquella que le hacía sufrir dolores de espalda, cabeza y lo peor, que estuviera más de mala leche de lo normal. Todo esto se resumía en una palabra: Peligro. Cuando estaba en esta época del mes, era mejor que nadie se le acercase porque si no, la persona que se fuera de lista con ella, vería las consecuencias que comportaba.

Se levantó ya enfurruñada de buena mañana y lo primero que hizo fue limpiarse y quitar las sabanas sucias. Una vez arreglado todo, se puso unos shorts blancos y una camiseta de tirantes azul con unas sandalias planas.

Con toda tranquilidad, fue hacia la cocina donde desayuno su Capuccino en silencio. Aunque tuviera casi toda la casa bien amueblada, lo notaba vacío. Podría alquilar una habitación, total, el apartamento constaba de 3 habitaciones espaciosas. Tal y como la idea le vino a la cabeza, se esfumo. Ella no aguantaría ni dos días compartiendo un piso con otra chica, claro está. Su paciencia a veces era escasa y sería un grave problema para la convivencia.

Y así ensimismada en ella, se le hizo tarde, teniendo que volver a correr por las calles de Barcelona y haciendo otro sprint para llegar a tiempo a que el metro no se le escapase.

Cuando llego a la Universidad, vio en el césped del campus a sus compañeros. La chica aun no los podía definir como amigos pues, los conocía de apenas un día pero, sin pensárselo se acercó a ellos y como no, vio a Pablo estirado al lado de un árbol con los ojos cerrados.

-Estúpido. – pensó ella rodando los ojos.

-Buenos días. – dijo sonriéndoles a todos, que aún tenían cara de sueño y otros de resaca total.

-Eh. – le respondió Sergio y Marcos alzando la mano. Ellos también estaban en el césped medio dormidos. Seguramente habrían cogido una buena borrachera la noche anterior.

-Hola Marian. – le dijeron las tres chicas.

-¡Te fuiste sin avisar! – le recrimino María fingiendo estar dolida.

-Lo siento. – se excusó Marian. – es que me encontraba mal y bueno, no sabia donde estabais y me fui.

-Sí, seguro que te encontrabas mal. – saltó Pablo aun con los ojos cerrados pero con una ligera sonrisa en los labios.

Aunque Pablo no le veía, Marian le envió una mirada fulminante que haría temblar cualquier cosa.

-Tú calla Pablo, que cuando desapareció Marian, también te fuiste. – le dijo Olivia mirando al rubio que había abierto los ojos y alzaba una ceja.

Nada fácilWhere stories live. Discover now