~Capítulo 10

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~Capítulo 10

Marian se encontraba sentada en uno de los asientos de los vagones del metro. Era raro, pero había encontrado un sitio libre que nadie quería ocupar. Y bueno era normal, al lado de Marian había sentado un hombre que ocupaba dos asientos y que olía muy mal. ¿Si se había arrepentido de sentarse? Pues sí. Pero por lo menos no tenía que aguantar que estuviera apretujada contra otros pasajeros y correr el riesgo que algún listillo le robara sin que ella se diese cuenta y cuando tenía que estar de pie, la táctica era que en ciertos momentos aguantase la respiración y listo, todo controlado.

La rubia estaba muy nerviosa, el día después del beso con Pablo (que ella pensaba que había sido un gran error) no lo había visto. No había aparecido en la Universidad y lo malo era que Sergio se le había pegado como una lapa ¡y hasta le había intentado besar! Aunque ella por suerte giro la cara para que el beso acabase en la mejilla. Marian no estaba para tonterías con los tíos, lo único que quería ella era estudiar y sacarse la carrera ¿Por qué se había complicado tanto su vida? Ni ella misma lo entendía.

Después de haber sobrevivido a las indirectas de Sergio, otro día se avecinaba y bueno…ya sabéis, estaba en el metro, pensando por qué Pablo no había asistido a las clases, pero, aunque tenía muchísima curiosidad, no se iba a rebajar a preguntárselo. Ni loca. Y menos después de lo que había pasado entre ellos ¡Que había sido un error!

Un pitido sonó en el metro, haciendo que las puertas de este se abrieran.

Con algo dificultad-ya que el hombre gordo tampoco se había molestado en apartarse un poquito-salió del metro, saliendo a la superficie donde se podía respirar algo de aire puro.

Ese día, todos sus amigos habían quedado ya en las clases y no en el césped como solían hacer.

Nada más llegar a la clase, Sergio lo esperaba cerca de la puerta, con una sonrisa en la boca.

Bueno comienzo para empezar el día, pensó Marian mientras rodaba los ojos, cansada de Sergio.

-¡Buenos días Marian!-le saludo el castaño, dándole un gran abrazo. Marian se quedó algo aturdida por ese abrazo, ¿des de cuando tenían tanta confianza para que le diera un abrazo? ¡Sergio se estaba equivocando!

-Eh, buenos días.-dijo la chica, deshaciéndose el abrazo y mirando a los lados instintivamente. Lo primero que le había venido a la cabeza era si Pablo estaba por allí. Tenía que hablar con él.

-¿Marian? ¿Hola? -Sergio chasqueo los dedos delante de la cara de la rubia, captando su atención.-Esta mañana estamos algo empanada eh.

-¿Em? ¡Ah! Bueno…-Marian se rasco detrás de la oreja, nerviosa.-Oye, ¿sabes dónde esta Pablo?

En el momento que el chico escucho el nombre de su amigo, que salía de la boca de la chica que le gustaba, su sonrisa se ensombreció, por no decir que no quedo nada de su buen humor que tenía.

-Ah, sí, antes lo he visto con una chica.-respondió encogiéndose de hombros, pareciendo que no le importase.

Nada fácilWhere stories live. Discover now