~Capítulo 18
-Abre la maldita puerta ¡Ahora!-le volvió a gritar por enésima vez, mientras intentaba forzar la puerta del coche por dentro.
-¿Quieres estarte quieta de una vez? ¿Cuál es tu plan?-el chico soltó una carcajada mientras miraba la carretera.- ¿Saltar con el coche en marcha?
-Con tal de no estar al lado tuyo, soy capaz.-Marian forcejeo con el cierre pero desistió apoyándose en el asiento con cara de fastidio y cruzándose de brazos.
-Oh.-dijo el rubio.-me ofendes.
-Maldita sea. Por lo menos calla si me llevas a casa ¿quieres?
-¿Quién ha dicho que te llevo a tu casa?
-¿¡Que!? Esto se le llama secuestro ¿lo sabias?
-Mmmm...claro, lo que tú digas.
-No me ando con gilipolleces, que me lleves a casa. YA.
-Eres tan tonta.-se volvió a carcajear el rubio.
-Y tú eres corto de neuronas y no te digo nada.
-Pues me lo acabas de decir.-Pablo enarco una ceja, girándose unos segundos para mirarla.
-Imbe... ¡Arg!
-Si por lo menos pusieras más atención a la carretera verías que llevamos 5 minutos dando vueltas a la misma rotonda, pasando por las mismas calles que dan a tu piso. ¿No te estarás haciendo la tonta para estar más tiempo conmigo?-pregunto arqueando una ceja mientras una sonrisa socarrona se le asomaba.
-¿Cómo...? - pregunto la chica sin entender.
Oh, bien. Ahora Marian había quedado como una autentica tonta y como una niña pequeña, quejándose y sin saber por dónde iban. Perfecto. Eso haría subir más el ego de Pablo sobre su ''inteligencia'' que él creía tener.
-Mira.-el chico hizo una maniobra y aparco delante de los pisos de Marian.-Ya ves, chica lista.-le dijo con sorna.
-Muy bien, pues ahora abre la puerta así me podre ir a mi casa y te perderé de vista.
-Estabas con el tobillo mal. No dejare que subas sola, te ayudare.
-¡Que no necesito tu ayuda, grábatelo en la cabeza!
-Cabezota.
Pablo salió del coche para ir hacia la puerta de Marian y abrirla mientras le tendía una mano.
-Vamos a hacerlo por las buenas, déjame que te deje en tu casa. ¿Sí?
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Nada fácil
ChickLitUn tropiezo, una mala mirada y algún que otro insulto. Este fue el principio en el que Marian y Pablo se conocieron. Ninguno de los dos se cayeron bien, ninguno de ellos dos se soportaban. Marian, una chica independiente e irónica que no tiene ning...