VIII.

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En el lugar natal de Liam, todo parecía ser tan tranquilo. Semejante al reino de Los Styles, pero este lugar no tenía un reino pero ambos lugares tenían la paz que Louis difícilmente encontraba en Londres.

Harry estaba caminando con una sonrisa en el rostro, aún con el abrigo de Louis puesto en él y seguía por detrás a los dos chicos.

Liam había mencionado algo de ir a comprar una nueva caja de cigarrillos, Harry no comprendió bien pero se sentía seguro donde Louis estaba. No quería molestarlo y por esa razón se mantenía en su detrás, caminando con cautela e ignorando la conversación de los dos hombres. Después de todo no comprendía nada.

—¿En serio no pudiste dejarlo? —preguntó Liam, ingresando al supermercado, seguido de Louis y Harry.

—Es complicado de explicar pero no importa, te dije que personas como él no merecen morir—respondió Louis, tratando de no entrar en detalles.

—Bien, supongo que fue tu acción buena de la vida—molestó Liam, acercándose a la sección de cigarrillos y tomó una caja— ¿Te llevarás una?

—La única en mucho tiempo—comentó Louis—. Sí, no vivo sin una—respondió.

Harry frunció el ceño.

Nadie le preguntó si quería una cajita de aquellas y simplemente se dedicó a leer lo que decían en ellas.

"Fumar acorta tu vida"

"Cada minuto una persona muere por causa de la adicción a fumar"

El rostro de Harry palideció y reaccionó de manera impulsiva.

Tomo entre sus blancas manos la caja que Louis sostenía y la lanzó al suelo como si se tratara de la peor creación.

—¿Qué mierda, Harry? —preguntó Louis, volteándose para verlo.

—Eso te lastima, no puedes consumirlo, Lou—respondió el rizado, aún con susto en el rostro.

—Lo sé y no me importa—con molestia, recogió la caja que el rizado había lanzado al suelo y caminó junto a Liam hasta alguna de las cajas.

—¿Quieres algo, Harry? —preguntó Liam.

—No quiero nada de esas horribles cosas—respondió, enojado—. Tú tampoco debes consumirlas, Liam.

—No seas tan drástico—comentó el castaño—, muchas personas consumen esto y solo debes aceptarlo, pero yo me refería si querías alguna otra cosa como dulces o algo así.

—Oh—el rizado asintió con la cabeza—. Comprendo y quizá un poco de jugo de naranja.

—Bien—Liam asintió—, Louis espérame. Iré por un poco de jugo. Harry, acompáñame, así elegirás uno.

—¡No! —respondió Louis y al instante añadió— Quiero decir, debería quedarse y bueno, yo también me quedaré. Solo ve por el jugo Liam—tomó el brazo de Harry inconscientemente, atrayéndolo más hacia él.

Liam solo negó con la cabeza mientras sonreía y se perdió entre los pasillos en busca del jugo para el rizado.

—Lou—con calma y siendo cuidados con sus palabras le llamó—, Lou... ¿puedes decirme por qué consumes esa cosa? —señaló la caja entre las manos del más bajo.

—Se llama cajetilla y contiene cigarros—habló en un tono de superioridad, como siempre—. He consumido de estas casi siempre y me hace sentir bien.

Harry asintió mientras se imaginaba a un Louis más pequeño, con una de esas cajas esparcidas por toda una habitación. Definitivamente no le gustaba nada eso.

—¿Alguna vez dejarás de hacerlo? —preguntó Harry, jugando con uno de sus rizos, manteniendo la mirada en el rostro del más bajo.

Louis notó aquello. Notó la constante mirada del rizado. Era una mirada verde, llena de interés e inocencia y Louis creía que aquellos ojos solo podían mirarlo a él.

—No—respondió seco.

—¿Por qué? —preguntó Harry, haciendo un puchero con los labios y con el semblante caído.

—Harry, esto es mi problema, mi vida y deja de hacer preguntas que no importan—perdiendo la paciencia y esta vez enfrentándose a esos ojos verdes, respondió con severidad.

Liam llegó en ese momento y sonrió al rizado. Notó que este tenía la mirada baja y jugaba con uno de los botones de su camiseta. Miró a Louis y vio su rostro de impaciencia. Imaginó lo que había sucedido y suspiró.

—Paguemos todo esto y larguemos de aquí—visiblemente Louis estaba teniendo lo último que quedaba de su paciencia.

(...)

La casa de Liam era grande. Tenía muchas habitaciones, muchas de ellas estaban en la parte de arriba y Harry había esbozado una sonrisa cuando Liam dijo que escogiera una.

—¡Esta! —exclamó ingresando a una habitación un poco más pequeñas que las demás.

Era de un color crema, con pequeños soles con nubes pintados en las paredes. Tenía una cama grande y con sábanas celestes y cortinas blancas quedando en una perfecta combinación de colores pasteles.

—Era la habitación de mi hermana mayor cuando era una niña—comentó Liam, dándole la llave de la habitación al rizado.

—No es necesario—se negó a recibir la llave y solo abrazó a Liam, tomándolo por sorpresa—. Gracias por tu hospitalidad—susurró.

—Sí, sí. Hospitalidad—comentó Louis, mirándolos la puerta de la habitación que había escogido—. Harry, ¿quieres venir aquí un momento?

El rizado se separó de Liam y con la mirada en el suelo, caminó hasta Louis, quedando frente a él. No podía mirar sus ojos azules por el miedo.

—Necesito que entres, no será por mucho—habló Louis, cruzándose de brazos y evitando mirar al Liam que se encontraba detrás del rizado.

Ambos ingresaron a la habitación. Ésta era un poco más grande que la de Harrry, tenía paredes blancas y cortinas grises. Una gran cama con una televisión enorme en frente y junto a esta, un escritorio con una laptop encendida.

—¿Qué ocurre, Lou? —preguntó Harry.

—Harry, yo... —comenzó y se pasó una mano por el cabello— lo siento. Lamento haberte tratado mal y espero que entiendas que no quise lastimarte, nunca lo he querido. No quiero que me temas, ¿si?

El rizado levantó la mirada, sonrió de lado y asintió. Con cortos pasos se fue acercando hasta Louis, era inevitable pero todo parecía querer llegar hasta eso.

Entonces sucedió.

Harry envolvió en sus brazos el cuerpo de Louis, comenzando por su cuello y apoyando su mandíbula en el hombro de este, encajándola a perfección entre las clavículas y cuello, respirando en olor tan varonil que desprendía el de ojos azules.

Louis se puso rígido, no respondió al abrazo pero se relajó en aquellos brazos. Sintiendo su corazón acelerarse de una manera extraña y sus mejillas calentarse de manera involuntaria. Cerró los ojos y disfruto de aquella sensación que no podía devolver.

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Estoy dispuesta a darles una buena fic y estoy aquí para continuar escribiendo. Lamento hacerles esperar meses, pero creo que ha llegado el momento de trabajar en esto. 

Gracias por continuar leyendo.


Un Rosa Adictivo (Larry Stylinson)Where stories live. Discover now