X.

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Louis miraba a su alrededor asegurándose de que nadie lo escuchara.

Ese día se había levantado temprano, procurando no tocar al rizado para no tener que darle explicaciones del lugar al que se dirigía.

La verdad es que ni él lo sabía. No tenía idea de cómo arreglar el desastre que había causado al llevarse a un príncipe.

¡Un príncipe que debiste matar! ¿Qué demonios pensabas, Louis? pensó mientras buscaba entre sus contactos el número de Liam.

No había podido encontrar a Liam desde el día anterior y comenzaba a preocuparse. Su fiel amigo había sido de gran ayuda pero ahora estaba metido en ese lío. Podría ocurrirle cualquier cosa en el mínimo descuido.

Se encontraba en una calle solitaria cuando Liam respondió.

Vuelve a casa ahora mismo— susurró su amigo.

Louis sintió como su cuerpo enfriaba en ese instante. Liam sonaba asustado y sobretodo cansado.

—¡Liam! ¿Qué demonios? ¿Dónde estás? ¿Qué-

Louis, vuelve a casa. Harry, él no puede estar solo, solo ve y...—escuchó como su amigo hacía un esfuerzo al hablar y tardó en continuar— cuídense. No tienes mucho tiempo.

Y la llamada terminó.

El ojiazul miró su celular y lo único que hizo fue soltar maldiciones antes de correr hacia la casa de Liam pero vio como unos hombres, aproximadamente unos cinco, se acercaban a él desde el otro extremo de la calle.

Louis los reconoció. Pudo ver unos tatuajes que todos compartían en los dedos de la mano. Él también los tenía.

28.

Corrió. Su agilidad y delgado cuerpo le dieron facilidad para alejarse de aquellos robustos hombres que corrían tras él.

Cuando llegó a la casa de su amigo no pudo ingresar por la entrada principal. Iba a ser muy obvio. Esa fue la razón por la que escalaba un árbol que estaba por la puerta trasera de la casa y cayó entre un jardín lleno de rosas. Las espinas se clavaron en sus manos y rostro pero no importaba.

Fue cuando Harry salió y pudo ver el horror en su pálido rostro.

—Lou...—intentó decir pero no terminó.

—¡Cállate!—susurró— toma las llaves y súbete al carro ahora— ordenó.

—Pero...

—¡Maldita sea, sólo hazlo!— le gritó antes de levantarse y ver como el rizado se alejaba corriendo.

Louis volvió a correr hasta la entrada principal y tuvo que abrir un poco la puerta del garaje para asegurarse que ninguno de los hombres de Tyler estuvieran por ahí.

Y sólo cuando creyó que no había nadie, uno de los hombres lo vio.

—Maldición—soltó y cerró la puerta.

Harry estaba por subir al auto con algunas lágrimas en los ojos pero no pudo. Louis ya estaba tomándolo de la muñeca con sus rígidas manos y volvieron al patio trasero.

—Necesito que subas al árbol y caigas fuera. – le ordenó.

El rizado no se animó a protestar. No sabía con exactitud lo que pasaba, sin embargo, estaba seguro que sea lo que sea, era bastante serio.

Y lo hizo. No tuvo dificultad en escalar pero las espinas de clavaron en sus manos haciendo que soltara gemidos.

Louis lo siguió y una vez que estuvieron fuera de la casa, el ojiazul corrió hacia la avenida mientras un auto iba hacia él.

—¡Louis! –soltó Harry totalmente horrorizado.

Todo estaba pasando muy rápido para ambos. Pero Louis sabía lo que hacía, no era la primera vez que hacia eso.

El auto frenó a una muy corta distancia de él.

—Señor necesito que se baje—ordenó sacando un arma de su bolsillo.

El hombre iba con una niña a su lado, pero obedeció rogándole que no usara aquel objeto tan peligroso.

Louis ingresó al auto, corriendo y gritándole al rizado que también lo haga.

Harry no podía creerlo. Parecía que todo esto era sacado de una película violenta que nunca habría querido ver. Parecía tan irreal que no reaccionó al instante. Sintió que sus lágrimas caían sin parar al mirar una escena que sin duda no podría ser expresada pero allí estaba.

Un padre sacando a su hija, una niña en llanto que se aferraba a su padre como su única salvación. Luego estaba Louis, con sangre en el rostro y en las manos. Pero eso no era lo único en sus manos. Había un arma. Y ésta apuntaba a aquellos dos seres humanos que no tenían culpa alguna de lo que sucedía.

Louis lo miraba y le gritaba un montón de cosas que el rizado no comprendía. Pero tuvo que hacerlo. Reaccionó y corrió, sin dejar de sentir como su cabeza parecía explotar.

Habían sido demasiadas emociones juntas en un momento. No era sano, no era correcto. Y fue cuando cerró la puerta y sintió el asiento cuando cerró sus ojos y sintió cómo Louis presionaba el acelerador y un ruido fuerte se escuchaba.

Luego todo fue oscuridad.






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Hey, hey, hey. I'm back (again). Bueno, lamento actualizar muy lento pero anyways. Aquí tienen un corto capitulo que tuve que terminarlo allí porque... bueno, luego sabrán por qué. 

Lo importante es que las actualizaciones serán más seguidas y ya hay un final definido así que a partir de ahora las cosas irán, más que antes, hacia un mismo punto.


Un Rosa Adictivo (Larry Stylinson)Waar verhalen tot leven komen. Ontdek het nu