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Dos meses atrás.

"Tendréis que compartir habitación."

Esa frase golpeaba la mente de Tony como un martillo. Nada agradable.

Él nunca había compartido habitación, exceptuando las incontables veces que se había echado en la cama después de una sesión de sexo intensivo con alguna mujer de usar y tirar. Pepper había sido su excepción, pero aun así podía contar con los dedos de las manos las veces que había dormido con ella. Él solía trabajar por la noche, sufría de insomnio desde que comenzó a tener signos de ansiedad.

Eran cuatro invitados. Thor se había ido. Quedaban Natasha, Bruce, Rogers y él. Con su suerte, seguramente le tocaba "el capi" de compañero, es más, Banner no permitiría que Romanoff compartiera habitación ni con él ni con Steve.

Stark no quería mostrarse débil ante nadie, y menos ante un compañero, y mucho menos aún ante el Capitán América. Su rivalidad se hacía presente en cada palabra que cruzaban, en cada misión y opinión. No quería tener que compartir nada con él. ¿Y si tenía una de sus pesadillas? ¿Gimotear ante Rogers? No. Eso definitivamente no podía ocurrir.

Para Steve, él era un tipo sin sentimientos que iba a lo suyo y jugaba con los demás a su antojo; su mundo se reducía a él mismo, su ego y su armadura.

―Buenas noches ―Steve se retiró a la habitación que le acomodó la señora Barton, la cual compartiría con Stark.

Tony se encontraba en el comedor sentado a la mesa, apoyando los codos sobre ésta, mientras se frotaba la frente suavemente con las manos. Levantó la vista para despedir con la mano a Romanoff y a Banner que también se iban a descansar.

[...]

Stark abrió la puerta despacio y se encontró a un Steve semidesnudo, bóxer y camiseta blanca.

―Un poco de decoro, capitán ―Tony apartó la vista a la cama, estrecha para ambos.

―Lo siento ―se disculpó el rubio, avergonzado―. La ropa que me ha dejado Barton no me sirve. Está en el baño, úsala tú.

Caminó hacia el baño cruzándose con Steve, llevaba la cabeza gacha, para él todo iba de mal en peor. Cerró detrás de él la puerta del baño y se dirigió al espejo. Se miró durante unos segundos y respiró pesadamente. Giró y vio el pijama de Clint perfectamente doblado sobre una silla. Empezó a desvestirse con desgana. ¿Quién seguía usando pijamas con botones?

Echaba de menos a Pepper, aunque las cosas entre ellos estaban frías últimamente; él la echaba de menos como era antes. Salió del baño ya cambiado, terminando de abrocharse los últimos botones.

― ¿Qué lado prefieres? ―Rogers estaba sujetando una gruesa manta, esperando una respuesta.

―Derecho ―contestó sin más.

―Bien ―Steve rodeó la cama y colocó la manta en el suelo en el lado izquierdo.

― ¿Qué haces, Rogers?

―Duerme en la cama, estaremos incómodos y a mí no me importa dormir en el suelo. He dormido en sitios peores.

Tony esbozó una mínima sonrisa.

― ¿Estás seguro, capitán?

― ¿Quieres cambiar? ―insinuó el rubio, acomodándose en las mantas del suelo.

―No.

―Entonces cállate y duerme, Tony. Mañana será un día largo.

Habría respondido si no fuera porque Steve le había cedido la cama. Se limitó a callar, a acostarse, y a "rezar" porque no tuviera una pesadilla.

Descontrol. (Stony)Where stories live. Discover now