¿Un diario?

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Capítulo editado (2024)

Otra noche tranquila, brincando de un lado al otro mientras contempló el hermoso perfil que la luna le da a la silueta de my lady, tan delicada en figura, tan fuerte y determinada. Amo su personalidad, sin duda es lo primero en lo que me percate cuando la conocí, pero para ser franco, en los últimos días no son sus bromas ni sus respuestas inteligentes las que me tienen como un tonto, sino las curvas de su cuerpo y lo bien que le ajusta el traje, toda ella me deja sin aliento.

Personalmente, amo que el traje parezca más una segunda piel, tan definido y a la vez, tan cubierto, delinea a la puurrfectamente cada músculo y contorno, que en algunas zonas me parece incluso más ajustado que al inicio. Debo admitirlo, sin proponérmelo, he llegado a fantasear con que ese traje sea sustituido por otra cosa, como encaje, satín y lencería, para dejar a una inocente (o quizás no tanto) ladybug con mucha más piel expuesta. 

-¿Por qué tan callado gatito? ¿Algún ratón te comió la lengua?

Las fantasías se disipan de inmediato cuando me percató de que, como siempre, he pasado más tiempo del que es aceptado viendo a mi compañera de batallas. Lo admito, no es algo que vaya a cambiar a futuro, ni es la primera vez que me atrapan infraganti, pero ella no sabe el rumbo de mis pensamiento y considerar siquiera que mi rostro refleje algo de ello me hace ruborizar de inmediato. ¿Qué esta mal conmigo? 

Me maldigo en silencio, con ese pequeño temor de ser descubierto, porque una cosa es pensar de forma romántica en esta chica de la cual llevo prácticamente 4 años enamorado (sin ser exactamente correspondido), y otra muy diferente es tener ahora que lidiar con vividas imágenes de ella en situaciones poco decorosas, con o sin mi. Gracias al quien sea, su poder no se relaciona con leer la mente o algo así, de lo contraría hace mucho que sería gato muerto. Me apuró a responderle antes de que el silencio la haga sentir más curiosidad. 

-Nunca my lady, pero, a decir verdad, creo que a mi lengua no le molestaría ser atrapada por algún bichito- casi de inmediato quiero retirar las palabras que han salido como torbellino de mi boca, frases coquetas de vez en cuando están bien, pero ¿pedirle de forma indirecta un beso francés? Sip, sin duda no estoy en mis cabales. Siento la cara calentarse y agradezco que la luz oculte el rojo de mis mejillas. A este paso, en definitiva será el color permanente de mi cara. 

Por suerte, Ladybug esta acostumbrado al coqueteo (aunque no tan descarado) por lo que se limita a sonreír y seguir contemplando París desde el techo de aquel edificio en el centro, con lo que parece una sonrisa escondida, me responde: 

-Muy gracioso, gatito. 

Cuando no agregó nada más, suspiré con alivio, esta parte también me gustaba, el silencio cómodo que podría instalarse entre ambos, sin prisas y sin interrupciones. 

Estuvimos otro rato dando patrulla y nos quedamos un momento en la Torre Eiffel antes de decidir que era el momento de volver a casa, claro, cada quien a la suya, aunque para mi, seria genial que en algún futuro cercano, existiera una nuestra. 

Como cada noche, extraje una rosa cuidadosamente guardada en mi bastón, esta noche había decidido que fuera roja, aunque desde hace tiempo, no importaba el color, sino la emoción que todas representaban. Cual caballero, me arrodillé ante mi dama y ella, medio divertida, aceptó mi obsequio sin reproche, cosa que agradecí con una sonrisa de oreja a oreja. Desde que dejó de rechazarlas, mi corazón daba un brinco esperanzado en cada ocasión que ella tomaba las flores de mi mano. 

Con un movimiento ligero lanzó su yoyo hacía arriba para descender por la torre, me levanté y moví hacía atrás para hacer lo propio y extender mi bastón, pero antes de comenzáramos el descenso, sin decir una palabra, acortó la distancia entre nosotros y depositó un beso delicado en mi mejilla, apenas un roce de sus rosados y suaves labios en mi piel. 

diario de un gato pervertidoWhere stories live. Discover now