Manon

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¿Y ahora qué? Manon miraba hacia donde se había ido corriendo Marinette, con su puchero en los labios. Ahora estaba atrapado con la pequeña y no podía fallarle a mi amiga. Aunque claro tampoco podía fallarle a París como Chat Noir. Tenía un serio problema entre las manos.

"te metiste en una gorda, ¿qué harás ahora?­ acallé a mi mente de inmediato, no necesitaba sermones en estos momentos.

Caminé para llegar al lado de la pequeña y con cuidado puse mi mano en su hombro, agachándome para quedar a la altura.

-Manon, debemos de hacer caso a Marinette, vamos a encontrar un lugar seguro para ambos.

-¿y Marinette? Debemos esperarla- me miro con unos grandes ojitos y sentí una punzada en el corazón ante la mirada. Que rápido podían cambiar los niños, primero me odiaba y ahora ponía una cara de cachorrito. Cuando no respondí, de inmediato cruzó sus manitas sobre su pecho, y me miro ceñuda.-¿Por qué Marinette me dejó contigo? No eres su novio, y no creo que seas su mejor amigo, porque Alya la unicornio lo es. ¿Qué eres de Marinette?

Esa era una excelente pregunta, ¿Qué era de Marinette? "eso es lo que quieres saber ¿verdad?

Por desgracia no podía darme el lujo de contestar esas preguntas en este preciso momento. Las personas seguían corriendo, y si no corríamos rápido, nosotros estaríamos en serios problemas.

La tome entre mis brazos, aunque tuve que escuchar las protestas de Manon y comencé a correr justo en el momento que un peculiar ser aparecía en el parque. Un increíble león andaba caminando como si nada. Reconocía a la criatura, era una figura que debía de encontrarse a lado de una fuente cerca de la torre Eiffel.

Sus movimientos eran igual a los de las grandes bestias de áfrica, y sin embargo su brillante color negro brillante. La magestuosa estatua de metal había cobrado vida y ahora deambulaba como si nada, olfateando, y gruñendo a las personas que se encontraban cerca de él, pero sin atacarlos.

Imprimí velocidad tratando alejarme lo más posible de la zona, pero no pude evitar que Manon viera a la bestia. No pudo evitar dar un pequeño grito que me aturdió un poco y además de ello, llamó la atención del gran felino, que emitió un gruñido antes de trotar hacia nuestra dirección.

Mierda, mierda, y más mierda. Necesitaba un lugar donde esconder a Manon y transformarme, pero era difícil cuando uno de tus parientes del reino salvaje te veía como su próximo plato fuerte y a Manon como su postre, uno agridulce, si me preguntaban mi opinión.

-CORREEEEE!!!- el hecho de que la niña pataleara entre mis brazos no facilitaba en nada las cosas.- ya casi nos alcanza, vamos corre, corre más rápido!!!- aunque no escuchaba su caminar, los gruñidos cada vez más fuertes me decían que en menos de dos minutos seria comido por un metal.

Genial, seremos comida de nuestro primo ¿soy yo a tu vida es demasiado irónica? La voz tenia toda la razón. Lo único que me quedaba por hacer era convertirme enfrente con la consecuencia de que Manon supiera mi secreto, pero era eso o morir entre las fauses de un ser que además ni siquiera era real.

-AAHHHHH!!!- Manon gritó en el momento en el que el rey de la selva brincó para ponerse enfrente de mí y cubrirme el paso. Me detuve abruptamente, y aferre mis brazos al cuerpo de la pequeña que tenía para que no volteara. No era la escena más bonita.

El gran gato se agazapó, preparándose para la emboscada, ordene a mis piernas correr en otra dirección, con la adrenalina que estaba acumulando seguro que la velocidad sería buena, pero mis reflejos no eran los de Chat, y no podría esquivarle. Mi cuerpo no respondía a mis deseos de manera rápida.

diario de un gato pervertidoWhere stories live. Discover now