sueños que inquietan

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Había entrado en un mundo paralelo que no conocía, seguramente los alimentos de la mañana estaban caducos y ahora estaba teniendo alucinaciones a causa de la intoxicación. Porque esto no estaba pasando, no en ese momento ni en ese lugar.

¿Por qué las hojas de Marinette tenían esa frase dicha por Ladybug? ¿Por qué el dibujo de las orejas de gato? ¿Qué diablos estaba pasando exactamente?

Tenía que calmarme, serenarme y usar la lógica, pero en estos momentos eso no estaba ayudando mucho. Había una alarma roja que estaba en mi mente pitando cada vez más fuerte, dejando claro un punto: una persona solo puede saber algo que se dijo porque ella misma lo hizo.

Salí del salón con los papeles en el mismo momento en que alguien entraba. Estaba pensando en tantas cosas que simplemente no había puesto atención en mi camino. Me ruborice en cuanto vi con quien había chocado: Marinette. Ella también se quedó paralizada.

A esa distancia mire su rostro, dulce y expresivo, sus labios ligeramente carnosos, rosados. Sus coletas, su estatura. Su compresión, sus ojos increíblemente azules. De inmediato en mi memoria empezaron a hacerse comparaciones entre ella y Ladybug. Tantas similitudes, tantas cosas que ahora me parecían iguales Ella miro hacia mis manos. Aún tenía sus papeles.

-esos... creo que esos son míos- dijo señalando con su dedo. Delgado y largo. Igual a los dedos de ella debajo de los guantes. Me tarde unos segundo en reaccionar.

-¿Qué?- mi sentí estúpido- ah... claro...- le entregue todas las hojas, pero una parte de mi estaba en contra de ello. Tomó el paquete en silencio, sin tocarme o rozar accidentalmente mi mano con la suya. ¿Qué me pasaba?

-gracias... voy a alcanzar a Alya- dijo de repente, dándose la vuelta y tratando de correr lo más lejos posible de mí. La detuve antes de que se fuera poniendo un brazo en su hombro. Tenía que hacer esa pregunta.

-Marinette... la frase que pusiste en la última hoja, la que está al lado de las orejas de gato...- de repente me di cuenta de que en realidad no tenía una pregunta hecha que no fuera delatora. No podía decir "por casualidad la dijiste anoche, no sé, mientras rechazabas a Chat Noir". Ni pensarlo.

-¿Qué ocurre con la frase?- me animó a seguir hablando. Decidí cambiar de táctica.

-¿De dónde la sacaste?- bravo Adrien, eres muy listo.

-oh... yo... la escuche una vez- su mirada se centró en nada en específico, como si estuviera recordando.- es una frase que tiene muchos significados para mí. – asentí como si eso fuera todo. Ella se despidió y se alejó.

¡Claro que solo era una coincidencia! Mi cabeza estaba armando una historia. Solo fue la situación que altero mis nervios y me dejó pensando en posibilidades un tanto descabelladas.

-¿nos vamos a quedar aquí todo el día?- Plagg se removió incomodo dentro de mi camisa. Me había quedado parado en el umbral de la puerta de clases. Como todo un loco. Salí de la escuela e hice mis demás actividades del día. Mi clase de mandarín, la práctica de esgrima con mi profesor y esas cosas. En todo el día no hubo incidente alguno y hoy no me tocaba patrullaje con ladybug, así que regrese relativamente temprano a casa.

Hice mis tareas, mientras Plagg se entretenía con queso y algo en la televisión. Ese pequeño perezoso se había adaptado muy rápido a la tecnología de nuestra época. Sin embargo en mi mente no se resolvían problemas de algebra o cuestiones de historia. Mi mente estaba en otro lado, recordando una y otra vez a Marinette. Sin duda era una chica linda, y su actitud, aunque tímida, le confería cierto encanto...

diario de un gato pervertidoWhere stories live. Discover now