a la defensiva

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El cansancio se alejó de mí completamente, no pude volver a pegar ojo después de aquel sueño. Mi respiración era irregular, tenía el cuerpo empapado de sudor y mi corazón latía como si hubiera corrido la maratón de mi vida. No quería cerrar los ojos, porque en cuanto lo hacía evocaba en mi mente las imágenes de mi sueño.

Yo y Marinette.... ¿Qué diablos me pasaba? Marinette era mi amiga, una chica hermosa sin duda, pero no era la persona que yo amaba, porque ¡Yo quería a mi Ladybug! Y además Nino gustaba de Marinette, no podía ni debía fijarme en la chica que le gustaba a mi mejor amigo si él mismo me había confiado el secreto.

Sin embargo, ahí estaba yo, soñando cosas, haciendo de mi cabeza un revoltijo. Maldije en silencio. El reloj de mi habitación marcaba las 2 de la mañana. No había un solo ruido alrededor a excepción de las suaves respiraciones de Plagg, quien dormía cerca de mí. No podía con todo aquello, simplemente mi mente no estaba trabajando de una forma correcta. Necesitaba desahogarme. Me levante de la cama y fui hacia al baño para tomar un vaso de agua. No ayudó en nada.

Trate hacer no pensar en mi escritorio y menos en el contenido del uno de los cajones. Sin embargo me era imposible. Necesitaba desahogarme con algo, necesitaba ese diario con una urgencia desmedida. Me levante y atravesé mi habitación. Me senté en el escritorio y saque el diario, enseguida de la última hoja que había dejado comencé a escribir.

Aunque ese diario había sido creado para mi beneficio sobre las fantasías que tenía con my lady, pero en esta ocasión necesitaba sacar aquello también de mi mente. Escribí todo el sueño, no deje nada sin plasmarlo en las hojas, reviví una y otra vez en mi mente la sensaciones que cobraron vida en mi cuerpo cuando el rostro de Marinette se conjuró en mi cabeza. Su rostro en mi sueño pasó por un sinnúmero de expresiones. Risueña, triste, confundida, decidida, sonrojada, excitada, en éxtasis...

Estaba perdiéndose tanto en aquel sueño que su cuerpo había comenzado a reaccionar, sus pantalones le estaban estorbando cuando su erección comenzó a crecer. Se sintió estúpido, tan estúpido por hacer algo así. Pensar de esa manera tan atrevida, descarada y pervertida de Marinette.... Definitivamente había perdido la cordura.

Cuando terminé con el diario tuve que recordar a mi querida profesora de preescolar y su canción de los elefantes para no tener que dejar que mi mente siguiera con el hilo de pensamientos. La noche fue larga y por un momento envidie a Plagg, todo dormido y perdido en sus sueños, que seguramente incluían queso. Él me había dado la idea de empezar ese diario, pero no me había advertido de que a la larga mi mente seria digna para que buscara trabajar como guionista de pelis porno.

Fuera cual fuera el punto, tenía bastante tiempo de sobra, así que me fui a explorar en la computadora. Abrí el ladyblog que tenía Alya y explore las novedades. Esa chica tenía futuro como periodista, buscando siempre la verdad de las cosas. Pero a pesar de nuevos videos y notas de Ladybug y Chat noir salvando la ciudad, la principal atracción del blog, la entrada titulada "¿Quién será ladybug?" seguía sin novedades.

Nadie sabía quién era ladybug, y probablemente nadie lo sabría nunca. Lo deje estar y me entretuve en otros detalles, viendo videos y cosillas minúsculas e insignificantes, cualquier distracción que entretuviera a mi mente.

Cuando la noche dio paso a los primeros rayos del sol supe que era hora de ir a la escuela. Me vi en el espejo de mi cuarto y tenía horribles ojeras debajo de los ojos, además que se remarcaban por el color de mis ojos, mi rostro lucía un poco más pálido de lo normal "las consecuencias de una noche nefasta" pensé para mis adentros.

-¿Qué acaso no duermes?- no vi en que momento Plagg se levantó y se acomodó a mi lado, pero casi salto del susto. Mi pequeño amigo gatuno podía ser imprudente y muy silencioso. – si sigues así, podrías quedarte dormido en clases y estoy seguro que tu padre no le agradara la idea de recibir un reporte de la escuela.

diario de un gato pervertidoWhere stories live. Discover now