revelaciones

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Desperté, me encontraba agotado mentalmente, así que decidí tomar una ducha, Plagg, perezoso y glotón como siempre estaba durmiendo en la bandeja de comida, con la tapa sobre él. Sabía que estaba en ese sitio por los ronquidos que hacían eco contra el metal de la bandeja. Me levante de la cama y poco a poco fui quitando mi ropa, necesitaba con urgencia que el agua me relajara. Así dormiría mejor.

Necesitaba dejar de pensar sobre ladybug y Marinette, en cualquier caso, estaba seguro de que ambas están demasiado lejos de mí, metafóricamente hablando, claro está.

Deje en penumbras mi cuarto, iluminándose solo por la luz de luna que se colaba por la gran ventana que cubría una de las paredes de mi habitación. Me fui quitando la ropa en el camino, y para cuando llegue a la llave de la ducha, solo estaba en calzoncillos.

Abrí el agua, y la templé. Amaba las duchas con agua caliente, el vapor y la temperatura me eran relajantes, aflojaban mis músculos y me dejaban sumergirme en mis pensamientos de manera clara.

Cuando la habitación estuvo llena de vapor y metí mi cabeza bajo el chorro de agua, exhalando un profundo suspiro ante la placentera sensación. Cuanto lo amaba.

Me perdí en la sensación del agua sobre mi cuerpo, hasta que sentí una leve ráfaga de viento sobre mi desnuda piel. Sobresaltado me gire, para checar si la ventana del baño estaba abierto, pero con el vapor, me era algo difícil enfocar la vista.

Hasta que la luz me hizo percatarme de que no estaba solo. Frente a mí, a menos de 2 metros, se visualizaba la silueta de una persona. Pero con el vapor, me era difícil decir quién era exactamente. Por instinto, sin importar mi desnudez, me acerque para atacar a mi oponente, que estaba de espaldas a mí. Pero cuál fue mi sorpresa cuando vi los puntos negros sobre rojo y unas coletas en una cabeza.

Me quede paralizado, no era posible...

Pero en el momento en que volteo a mirarme, supe que no estaba equivocado. La ventana estaba abierta parcialmente, y por ella, ladybug se había colado. Aunque al principio había caído mirando en dirección hacia la puerta de salida, el ruido sofocado de mi grito de sorpresa la hizo voltearse y quedarse prendada de mi mirada. Esos ojos azules brillando. Nos miramos al rostro fijamente, hasta que encontré mi voz para hablar

-¿Qué haces aquí, ladybug?

-necesitaba un sitio para...- su boca se calló de golpe cuando su vista viajo hacia el sur de mi cuerpo. No recordé mi aspecto hasta que ella hizo este recorrido visual. Me sentí en ese momento nervioso, pero increíblemente, no estaba incómodo. Más bien sorprendido de que, a pesar de que estuviera desnudo, la reacción de Ladybug no fue de vergüenza sino que...

Se relamió los labios ¿Qué demonios?

Lentamente, se dio la vuelta hasta que su cuerpo estaba en mi dirección, y por puro pudor, puse mis manos frente de mí, tratando de cubrir mis partes más privadas.

-¿ladybug? ¿Alguien te está persiguiendo?- ahora mi inquietud iba en aumento, no se movió su sitio, la luz de la luna que se colaba por la ventaba abierta, junto al vapor de la habitación le daba una imagen etérea, como un dulce ángel protector, aunque con ese brillo en sus ojos me hizo recordar a un demonio que invitaba al pecado.

¿Cómo era aquello posible?

No me contestó, por lo que seguí insistiendo.

-¿ladybug? Si necesitas algo, dilo, pero antes, déjame tomar algo...- con una de mis torpes manos, busque a tientas la toalla que colgaba para enredarla sobre mi cintura y cubrirme mejor, lo necesitaba si quería ayudar a la chica de mis sueños. Trate de hablar, la poca coherencia buscando la forma de construir frases que tuvieran sentido, pero todo se fue al carajo cuando ella hizo su movimiento.

diario de un gato pervertidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora