Morir de pie / Die standing

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Desde que los doctores les dieron la noticia, más de 40 personas han pasado por la habitación a despedirla. ¿No es curioso como, cuando estás a punto de morir de repente le importas a todo el mundo? Porque Calle no había visto a esas personas jamás, y sin embargo ahí estaban. Trayendo flores y fingiendo sentirse muy mal respecto a esto.

Calle no lo soportó durante mucho tiempo. Se encontraba en el parque fuera del hospital, mirando al cielo, sintiendo que Poché ya estaba fuera de su alcance.

"Tal vez sea mi culpa" -pensó "Evidentemente doy mala suerte"

Era la primera vez en su vida en que encontraba a alguien que la entendía, alguien que la amaba, alguien para quien era importante, y ahora la vida se la arrebataba.

"No hay derecho" -se dijo.

Le dolía pensarlo, pero sabía muy bien qué era lo que haría cuando Poché muriera. No podía volver a su casa, no lo haría, claro que no. Prefería morir con la poca integridad que le quedaba antes que tener que ser menospreciada en su casa. Así que eso haría. Moriría de pie, no de rodillas. Moriría de pie, como los arboles.

Su suicidio fue inevitable todo el tiempo, ella bien lo sabia. Miles de veces lo había pensado, pero siempre tenia la esperanza de que alguien llegara a salvarla. Cuando ese alguien por fin llegó, ocurrió esto. Vaya mierda que es la vida, ¿eh?

"La vida no es para gente como yo" -se dijo secando sus lagrimas. Ni siquiera sabia por qué estaba llorando, si la que estaba apunto de morir era Poché. Porque sí, tenía razones para llorar, como el hecho de que su hermana hubiera sido enviada a un hogar para menores luego de que la encontraran. Tenía tantas razones para llorar.

"¿Cuántas horas le quedarán" –se preguntó. Bien podría haberse preguntado "¿Cuántas horas nos quedarán?" puesto que cuando Poché muriera ella moriría también.

No pudo evitar pensar en la primera frase que Poché le dijo el día que se conocieron:

"Está bien llorar", eso fue lo primero que le dijo.

Pero no, no se sentía bien. Tal vez no se sentía bien porque, a diferencia de aquella vez, Poché no estaba ahí para abrazarla mientras lloraba.

Aun no había muerto y ya la echaba de menos. Sabía que debería estar con ella en la habitación, acompañándola, pero le era imposible. Era imposible verla ahí y no llorar, verla y no gritarle al mundo que la vida no es justa.

Casi no se dio cuenta de que el doctor de los ojos celestes se había sentado a su lado.

Doctor: ¿El mundo perderá un gran corazón cuando ella se vaya? –preguntó sin mirarla. Ambos estaban sentados ahí, mirando al horizonte.

Calle: Lo hará. De aquí a 5 años habrá perdido como 100000 buenas acciones.

Doctor: Eso es mucho –dijo sorprendido -¿es tan buena persona?

Calle: Es la mejor persona que he conocido –ahí estaban las lagrimas de nuevo. Bueno, supongo que en realidad nunca se habían ido.

Doctor: Eso es bueno –dijo el doctor asintiendo con la cabeza.

Calle: ¿De que sirve si ya no estará?

Doctor: Sirve porque... cuando una persona buena muere, es muy importante que alguien en el mundo note su ausencia... y que esté furioso por eso.

¿Por qué cada vez que quería a alguien debía notar su ausencia? ¿Por qué estaba obligada a dejar ir a todo el mundo?

Calle: No quiero dejarla ir... la amo. La amo demasiado.

Towards LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora