Nueva chica, nuevo llanto / New girl, new cry

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Calle no estaba en casa. Así que nunca escuchó el mensaje. Su padre sí lo hizo.

Calle llegó a su casa esa noche muy tarde, puesto que su padre la obligaba a trabajar en un bar durante las tardes para que trajera algo de dinero a casa. Dejó su bolso de la escuela/trabajo en el sofá y estaba subiendo las escaleras cuando la voz de su padre la detuvo. Esa voz hacia que su cuerpo se llenara de escalofríos.

-Una chica te dejó un mensaje en el contestador.

Calle se congeló en la escalera pero no se dio vuelta. No quería ver a su padre.

Calle: Lo escucharé luego. Gracias. -se dispuso a seguir subiendo cuando su padre la interrumpió nuevamente.

-Ven aquí.

Calle comenzó a temblar. Se dio la vuelta lentamente y bajó las escaleras hasta quedar frente a su padre.

-¿Esa es la que te llevó de aquí? ¿La que te alejo de tu casa? ¿De mi?

Calle siguió temblando lentamente por el miedo que tenía encima. Su mirada estaba concentrada en el piso y no sabía que responder.

-¡CONTESTA! -dijo con un grito que hizo que Calle diera un pequeño salto en su lugar.

Calle: No. -dijo solamente.

-¿No? ¿Estás segura? Por sus palabras parecía que sí era ella.

Calle analizaba en su mente todas las posibles cosas que Poché pudo haber dicho en el mensaje, pero no había forma de saberlo si no lo escuchaba.

Calle: ¿Puedo oírlo?

-Lo borré. Y pensándolo bien, ya no irás al instituto.

Sin más se dio la vuelta, se echó en el sofá y encendió el televisor.

Calle observó al hombre desde donde estaba. No parecía un mal padre. No parecía un borracho. No parecía un violador. No parecía un enfermo.

Parecía una persona.

Esto hacia que Calle se sintiera enferma. ¿Por qué los hombres terribles tenían que lucir como hombres buenos? ¿Por qué las apariencias tenían que ser tan engañosas?

Calle: Si no voy al instituto mandarán a la asistente social otra vez -dijo tragando saliva pesadamente, como si la saliva fuera su miedo e intentara mantenerlo dentro de ella.

Su padre la observó, procesando lo que acababa de decir.

-Odio que tengas razón. De acuerdo irás, pero... -se levantó del sofá y se acercó a ella, se detuvo justo en frente de ella. Su olor a tabaco y su aliento a alcohol la mareaban terriblemente -pero que no me entere que le andas pidiendo ayuda a esa zorrita. ¿de acuerdo bebé? -acarició la barbilla de la castaña con sus manos. Sus dedos emanaban calor, no como los de Poché que siempre estaban fríos. Amaba el frio de las manos de Poché.

Calle: No lo hago. Ya le dije que se aleje de mi y lo hará. Es lista y sabe lo que le conviene.

-Eso espero -dijo con su voz ronca de fumador -ve arriba.

Calle se dio la vuelta aliviada, subió las escaleras rumbo a su cuarto cuando escuchó la voz de su padre gritar desde la planta baja:

-¡No a tu cuarto tonta, al mío!









***










A la mañana siguiente su celular sonando con un mensaje de Whatsapp la despertó. Sabía que no era Poché, porque había cambiado su número y no se lo dio. De hecho, sabía muy bien de quién era el mensaje que recibió.

Towards LoveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora