Familias en Guerra.

4. Desapruebo a los Romeo y Julieta modernos.

Brooke

Domingo, la casa ya estaba perfectamente limpia, después de la fiesta.

— Felipe Capuleto... —hablé con voz suave, entrando en su habitación. Lo vi estirarse, me recordaba a cuando era pequeñito y lo tenía en mis brazos.

— Si... Brooke —dijo medio atontado por el sueño.

— A desayunar niño. Hoy a la noche llegan nuestros padres y nos espera un día muy divertido para ver toda la tarde series en Netflix.

— ¿Qué veremos hoy?

— Modern Family —El comenzó a gritar y festejar. Era su serie favorita.— Luego haremos maratón de películas de zombies —Festejó aún más fuerte.

— Agh, soy un idiota —soltó de repente, bajando su emoción.

— No lo eres... ¿Qué pasa?

— Lo siento Brooky. Hoy no puedo. Voy a... Salir. Si, salir. Con los chicos.

— ¿De nuevo? —Había visto esa cara antes. El mentía.— Bien, dile a tus amigos que no puedes.

— Claro que no. No puedo hacer eso. Sabes... Hay algo llamado reputación. Y también hay algo llamado suicidio social.

— Aja...

— ¿Qué crees que puede llegar a pasar si mi reputación decae hasta un suicidio social del nivel más bajo?

— Mmm...

— No sería nada bonito, no. Así que hoy voy a salir con los chicos, al parque, y nadie me lo va a impedir.

— Felipe...

— Brooke —Oh no, me estaba haciendo la cara de perrito mojado de nuevo. Es como la cara que el gato con botas hace en la película Shrek.

— Bien, pero te llevo yo —El empezó a reír.— No bromeo —Lo miré sería y él cambió su cara por completo.

— Claro que no. Estas demente.

— Felipe... Te estoy dejando ir.

— Bien, me llevas. Pero te estacionas lejos y yo camino una cuadra solo. Nada de que mis amigos vean que mi hermanita mayor me lleva a la plaza. ¡NO BROOKE, NO! —Elevó su tono de voz— ¿Me entendiste?

— Bien —rodé los ojos.

...

— Me bajo aquí. No me sigas. No me mires y no me hables. Solo llama cuando sean las 18:30, ¿ok?

— Okay, monito —Apreté su cachete.

Felipe se bajó del auto. Este mocoso se cree que soy estúpida. Obviamente lo voy a seguir. Salí del coche, y lo fui siguiendo, pero escondida, atrás de los autos.

¡Omg! ¡Mi hermano se está besando con una chica! Esto no parece real. El me mintió para salir con su chica. Seguramente no quería que lo burle... Mejor me voy y lo dejo...

<<Espera, ¿ese no es Dylan Montesco?>> mi subconsciente fue más fuerte. Si, y miraba para la dirección de la chica y mi hermano, y luego me miró. Cruzamos miradas.

Me acerqué hasta el sijililosamente, Dylan hizo lo mismo.

— ¿Qué rayos haces aquí? —susurramos los dos al mismo tiempo.

— Bueno vine a ver a mi hermano —contesté.

— Y yo a mi hermana —levantó su hombro restando importancia. Miramos ambos hacia la misma dirección, y cinco minutos después, los dos nos percatamos.