Familias en Guerra.

16. William el chico perfecto.

Dylan

Melissa me ha estado insistiendo por varios días, en salir con ella. Era bonita, pero muy pesada. Y sus ojos tenían dos colores diferentes, eso era muy raro.

En fin, me había insistido tanto que decidí invitarla al cine. No sé que iríamos a ver, pero debía estar bien preparado, ya que, si la cita con Melissa no funcionaba... Podía echarle un ojo a alguna de las lindas chicas que siempre van al cine.

— ¿Estás lista? —le dije a Melissa con un poco de desinterés, cuando la fui a recoger a su casa.

— Si, lamentó la tardanza —No alejé mi vista del volante.— Es que...

— No me interesa la excusa —la corté.— Gracias.

— Bueno...

— Me... Me dijiste que pagarías las entradas, ¿no es así?

— Si no tienes dinero, puedo pagarlas.

— Tengo, las pagarás de todas formas.

— ¡Qué grosero eres! Digo, cortarme mientras estoy hablando y tampoco eres caballeroso.

— ¡No es mi deber! —reí. La miré, sacando un segundo la vista del camino. Ella estaba muy linda.— Solo estaba bromeando Liz, yo pagaré. Pero... Tu invitaras el helado —Ella asomó una pequeña risita.

— Bien.

No había mucha gente en él cine, y eso me parecía perfecto. Odiaba los lugares donde había demasiadas personas.

Los dos habíamos estado pensando en el camino, que la película perfecta para hoy sería Siniestro, ya que estaban pasando repeticiones de películas de terror.

Fui a pagar las entradas, y espere a Melissa que tenía que ir al baño.

— ¿Tú? —Carajo. Reconocía esa voz.

— Tú —dije mirando fijamente para encontrarme con la mirada de Brooke Capuleto.

— ¿Qué mierda haces aquí? ¿No te cansas de seguirme?

— Vine con mi chica —Melissa justo había salido del baño y me miró sin entender nada.

— ¿Tú chica? —Asentí. Tomé a Melissa de la cintura, acercándola más a mi.

— Pues, yo también vine con mi chico —Brooklyn agarró de la camisa a un tipo que estaba tras ella pidiendo palomitas de maíz. Ella me miró desafiante, acercando al chico más a ella para luego besarlo bruscamente.
Al tipo se le cayeron las palomitas al piso. Brooke lo separó de él y me miró.

— Wow, eso fue... Wow —el acompañante de Brooklyn estaba atónito—. Es decir... Wow, digo...

— Melissa y yo nos vamos. No queremos ver más teatro, ¿verdad Liz? —Ella asintió sin comprender.

Brooke

— Puedes irte Dylan Montesco —sonreí victoriosa. El se fue entrando a la sala de cine.

— ¿Él era Dylan Montesco? —preguntó William.

— Si. Él era Dylan Montesco.

— Bien —El solo me tomó de la cintura y entramos a la sala de cine— Eres ardiente Brooklyn —Me susurró Will al oído.

— Lo sé —Asentí riendo.

Vi que Dylan se había sentado arriba de todo. Nosotros nos sentamos dos lugares más abajo.