18. Es amorrr.

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Estaba con mis amigas en mi habitación. Mis padres y mi hermano no estaban, eso quería decir piyamada.

— Chicas... Bruno y yo... —comenzó a hablar Gracie masticando un dulce.

— ¿Serán padres? —gritó Merlina expectante.

— No pero ya... —Grace movió la cabeza de un lado a otro como diciendo lo obvio.

— ¿Tú y él ya...? Oh por dios, Grace ya no es virgen —Se rió Ámbar.

— Cállate.

— Ya era hora querida —dije viendo artículos de moda en mi computadora.

— ¿Qué es esto? —Merlina tomó un cuaderno que estaba en el piso.

— Lee las notas de atrás —escuché a Ámbar. Yo seguía muy concentrada en los artículos y pensando en mi vida como modelo de Victorias Secret. También me había dado cuenta, que había desarrollado un amor por el orozús.

— "Desde que vi a Dylan reírse hoy sentí como mi panza, me dolía. Jamás me he enamorado de verdad, tampoco creo que esto sea amor" —Carajo. ¿Por qué mis amigas son tan entrometidas?

— ¡DAME ESO AHORA! —Le arrebaté el cuaderno a las tres, que lo leían muy rápido.

— Brooke te has enamorado de Dylan... —las tres dijeron al unísono.

— ¡Qué no, mierda!

— No es dolor de estómago —negó Ámbar.

— Ni gases —aclaró Merlina.

— Es amorrrr —sonrió Gracie.

— Que lindas son. Pero... No. Si recuerdan mi novio se llama William y el... —Grace me interrumpió.

— ¿William? Ja —lanzó una risa seca.— Ni siquiera has escrito sobre el.

— Chicas miren lo que encontré en Internet, una de nosotras puede ser modelo de Victoria Secret —dije haciendo énfasis en mi computadora. Mis amigas se perdían en esto. Sabía que las podía distraer y zafarme de ellas, al menos por un rato.

— ¡CORRETE! —gritó Grace cuando vió el anuncio.

— La presentación... Nanana.... Bla bla bla... —Ella leía rápido— Bien, iremos. Nos presentaremos las cuatro el martes.

— Em... Chicas... —comenzó Ámbar. Todas nos dimos vuelta y la miramos expectante—. ¡E-el martes es el viaje de fin de curso a Italia!

CARAJO, lo había olvidado. Pero... Eso es raro, yo jamás me olvido cosas de este tipo. Qué extraño.

— Espera... Jamás han nombrado un viaje de fin de curso —Merlina tomó las riendas del asunto está vez.

— Es verdad —siguió Grace.

— Bien les diré, ¿recuerdan el día que salimos de clase antes para ir al centro comercial?

— Claro, pues nos habíamos salteado la clase de Jekyll —dije recordando el momento con una sonrisa en mi cara.

— Bien. Ahí lo informaron. Se que fue como hace un mes —Todas nos quedamos atónitas.— Y el otro día que estaba con el profesor Tabili —la interrumpí.

— ¿El de italiano? —Ámbar asintió.

— Bien, él me dijo que en el viaje de fin de curso, en Roma,  la ciudad de el amor, —Gracie la interrumpió.

— ¿Esa no era París?

— LA CIUDAD DEL AMOR, —Elevó su tono— como dijo Tabili, llevaríamos nuestra relación a otro nivel.

— Espera, espera... ¿ACASO ESTAS ENREDADA CON EL PROFESOR DE ITALIANO? —Grace, Merlina y yo comenzamos a gritar al mismo tiempo. Ámbar solo nos miraba con cara de madre enojada.

Brooklyn —oí que provenían gritos de afuera. Fui rápidamente a abrir la ventana, que estaba junto a mí balcón—  es gracioso, una ventana junto a un balcón—, en fin, y vi a Dylan del otro lado.— ¿Quieres decirle a tus amigas que se callen? Estoy en un partido importante de PlayStation con los chicos y no puedo escuchar bien por el maldito micrófono, si unas muchachitas adolescentes gritan —Rodé mis ojos y cerré la ventana.

— Lo siento, era Dylan, que —Grace me interrumpió.

— Tu novio —sonrió.

— No claro que no, ¡cállate perra! —Le pegué con mi almohada, lo que fue mala idea porque así comenzó la pelea de almohadas. Todas contra todas.

...

Un ruido me despertó. Abrí lentamente mis ojos, encontrándome a Merlina tirada, en el piso, golpeándolo.

— Mer, ¿qué te pasa? —dije fijándome la hora en mi celular. 13:30. Vaya... Había sido una noche agitada.

— Creo que tengo una resaca.

— Pero... No hemos bebido alcohol...

— De gomitas —Comencé a reirme de lo que había dicho. Era absurdo, y eso lo hacía más gracioso.

Merlina se levantó y fue corriendo al baño, devolviendo todos los dulces y frituras que habíamos ingerido anoche. Era realmente asqueroso. Luego se levantó del piso, al lado del inodoro, y volvió a la posición anterior. Tirada, sosteniendo su estómago con fuerza.

— ¿Quieres llamar a tu madre? —pregunté un poco asqueada por lo que había dejado en mi inodoro.

— Eso estaría muy... —Antes de terminar se volvió a quedar dormida.

— Okay... Eso fue extraño.

Grace dormía del otro lado de mi cama doble, y Ámbar estaba arriba de un colchón inflable que había dejado cerca de la puerta.

Una batería de empezó a escuchar. De seguro era Dylan. Me había preparado una taza de leche con chocolate, y me senté en la silla de mi balcón a escuchar como tocaba.

Él tenía su ventana abierta. Podía ver su cara de concentración cuando tocaba el instrumento. Parecía que estaba sacando toda su ira de si, o tal vez, cuando tocaba sentía otra cosa. Él paró de tocar la batería, y se puso una sudadera.

Vi como salía de su habitación. Aunque, parecía un tanto acosador... Recuerdo ver su cuarto de cerca, cuando entre a romper su batería. Recuerdo eso como si fuera ayer, que gracioso fue.

— ¿Estabas esperando a que apareciera desnudo en mi habitación Brooklyn? —Asomé mi cabeza por el balcón y allí estaba el chico de la batería. Corriendo en una misma baldosa del piso, supongo que esperando mi respuesta. Lo notaba curioso.

— ¡Claro que no! Tú batería me despertó y me vine a sentar aquí, esperando a ver el momento perfecto para arrojarte una piedra y volver a romper tu batería —sonreí. Esa había sido una respuesta de una maldita Brooklyn perra.

— Wow, sabía que te recibías de hija de puta, pero... ¿Romper mi batería de nuevo? Sobre mi maldito culo Brooklyn —terminó apuntándome su dedo del medio.

— Que fino eres —dije dando un último grito mientras lo veía irse.— Pero qué bueno estas... —susurré. ¿Es enserio? ¡Qué idiota soy! Este tipo es un asco.

— ¡Ja te escuchamos! ¡Te hemos pillado! —mis amigas saltaron detrás de mi silla.

Gracias, ahora moriría. Será mi fin.

Familias en Guerra.Where stories live. Discover now