El cupido de Fairy Tail

Capítulo 19

Sinceramente mi nervios aumentaron al terminar de leer el mensaje. No dije nada y salí corriendo del Gremio. Sé que Mira-san se preocupara por mi actuar, pero me valió verga en ese momento.

Corrí como nunca hacía. Oh bueno, si, corro así cuando hay una rebaja en las tiendas. También cuando estoy que me cago o meo, en ambas situaciones mis piernas corren como locas.

Cuando llegué a Fairy Girl (aunque debería de decir también "boy") al lugar de reunión con Jellal, pensé la peor situación. Que él estaría en plan serio, con cuchillas en ambas manos dispuesto a cortar mi cabeza, por el simple hecho de querer averiguar cosas de él.

Pero no, lo que había era completamente lo contrario. Sí estaba Jellal, pero no con cuchillas súper afiladas, sino que simplemente estaba ahí. Apoyado contra la pared, con su capucha. Me sintió llegar y levantó su mirada, pero no me vio.

- ¿Eres quién andaba preguntando cosas de mí? - dijo, sin perder ese aura de misterio.

" ¿Me estará mirando debajo de esa capucha? O.o "

- Si, soy yo. Sorato Taiki, un placer - le sonreí, y extendí mi mano para saludarlo.

Jellal se quedó mirando mi mano - ¿qué quieres?

- Lo que se hace normalmente cuando una persona te tiende la mano, ¿tal vez? - conteste, Jellal movió su capucha para atrás.

- ¿Qué? ¿Saludarte cortésmente? No, gracias - puso su capucha como estaba hace unos minutos.

- ¿Eh? Venga, que el saludo no se le niega ni a tu peor enemigo - insistí con la mano, ya se me estaba cansando.

- No sé si debería de saludar de la mano a la persona que anda preguntando cosas sobre mí, seria raro, ¿no?

- Nop, para nada, sería amable, educado y más que nada... ¡normal! Saludar es normal - mi brazo se estaba cansando.

- Sé que es normal pero-

- ¡SOLO APRIETA MI PINCHE MANO DE UNA WENA VEZ MELDA! - Jellal se sobresaltó un poco dudoso pero, lo hizo - gracias por saludar como una persona normal haría, gracias, de verdad.

- Okay, después de haberte tocado - se limpiaba la mano en su ropa - explicame, el porqué querías saber cosas de mí.

- ¿No quieres sentarte en el piso? - yo me desplome en el suelo - te invitaría a la casa pero, la ley es ley.

- Si... - se sentó en el suelo de manera cuidadosa, se acomodo a una distancia considerable de mi humanidad.

- ¿Quieres tomar algo? Para hacer más amena nuestra conversación y tu estancia aquí.

- Eh, si, supongo - dijo levantando sus hombros.

- Esperame que vuelvo - le levante y fui a la cocina. Escuche como Jellal reaccionaba a mi actuar, pero no le preste atención.

Cuando volví dónde Jellal, venía con una canasta llena de comida, un poco de té y unas galletitas ricas, ricas.

- ¿Puedes entrar y no te han matado?

- Es que yo vivo aquí, vivo con las chicas - le conteste mientras colocaba el mantel o chal, o como se llame la cuestión que se pone en el suelo para un picnic.

- ¿De verdad...? O sea, ¿vives con Erza? - su mirada era dura, pero de curiosidad.

"Vamos a jugar con esto..."

- ¿Dónde vive ella? - ponía los platos sobre la cuestión del piso.

- Aquí - señaló el edificio.