Capítulo 33

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La noche paso rápido, todos estaban cansados. Erza durmió a culo suelto, y las chicas también. Los hombres de pecho peludo y huevos de oro descansaron como el de arriba manda. Aunque suene gracioso, durmieron abrazados.

Raiza limpiaba la cocina, estaba fregando los platos que quedaron de la noche.

- ¿Como les vas a decir a las nenas que llegaron sus machos? - Michelle estaba tomando un café con galletas junto a Sorato. Ambos habían madrugado ese día para conversar sobre temas variados - o sea, es grande la casa pero... no como para esconderlos mucho tiempo - se seco el rastro de café que le quedó sobre el labio superior.

Sorato, que estaba con una camiseta blanca y una camisa azul abierta, estaba desparramado sobre la mesa.

- Lo sé, no había pensado en ocultarlos. O sea, no es difícil ni nada complicado decírselo a ellas - se puso recto en la silla - pero, puede que ellas no lo tomen bien.

- ¿Por qué? - Michelle sonreía mientras se pasaba un mechón de cabello detrás de la oreja - el sueño de toda mujer es que su hombre la venga a rescatar... Ah -dio un largo suspiro- eso desean todas.

- Bueno - Sorato se puso de pie, puso una mano en el bolsillo del pantalón y levantó su taza. La dejo dónde estaba lavando Raiza, le agradeció y se acercó nuevamente a la mesa - ellas no son como todas, son diferentes. Son guerreras, peeeero, ya veremos como reaccionan, ahora les voy a decir. Tu haz lo que te pedí, ¿de acuerdo?

- Bueno, lo haré y a ti te deseo suerte, mucha suerte - grito Michelle, sonriendo, para después morderse un labio, tratando de provocar a Sorato.

Para el chico de Rulos paso sin pena ni gloria, ella no cambiaría. Se resigno y sonrió.

- Gracias - agradeció saliendo por la puerta. Paso a las escaleras en T y las subió hasta dar a la puerta de las chicas. Todas estaban una junto a la otra, así que era sencillo juntarlas a todas.

- Buenos días, querida mía. ¿Como amaneciste? Bien, estupendo, reunión de equipo en la habitación de Erza en 3 minutos, gracias.

Era lo que desea Sorato en cada habitación, abría la puerta, daba el comunicado y la cerraba. Dejo la de Erza para el final, la abrio y vio como dormía la joven Titania.

- Hey, loca de las espadas... Despierta - Sorato se acercó a ella, le acarició la cara y empezó a jugar con su pelo.

- Ñe... - Erza contesto dormida, golpeando el brazo de Sorato. Al sentir a este, abrió los ojos y apretó el brazo con fuerza. - ¿Quien eres y qué...? Sorato, ¿que haces?

- Siempre a la defensiva, querida. Bueno, reunión de último minuto del equipo - mientras hablaba, Erza le soltó el brazo y se levantó de la cama para volver a usar a su atuendo habitual.

- ¿Que pasa? ¿el enemigo ataca? - Erza estaba lista y dispuesta a todo, con su semblante habitual.

Tocaron la puerta, y las demas chicas entraron en la habitación. Todas con cara de sueño, frotándose los ojos o jugando con el pelo. Juvia venía con su cabello desordenado, Lucy con un afro y la misma Levy, sus pelos eran de loca de patio. Mirajane estaba como siempre, era como si no le afectara en lo más mínimo madrugar.

- Ahora os cuento todo, tomen asiento - no se dijo más, las chicas cayeron al suelo sin pensarlo.

Erza se quedó en pie, de brazos cruzados mirando a todos. Sorato hizo igual que Erza, y comenzó a pasear por la habitación.

- Debido a los acontecimientos recientes (información sobre nuestra misión) me tome la atribución de llamar refuerzos. No es que me las de líder, pero...

El cupido de Fairy TailDonde viven las historias. Descúbrelo ahora